Criar a los hijos no es sólo el arte del amor y el apoyo, sino también el aprendizaje constante de cómo influimos en su desarrollo con las palabras. Como padres, a menudo no nos damos cuenta de que ciertas declaraciones pronunciadas con afecto o aburrimiento pueden dañar, sin saberlo, la percepción que el niño tiene de sí mismo y de sus emociones. Incluso si pensamos que nuestras palabras son inofensivas, pueden herir profundamente la autoestima de un niño.
El mundo de un niño todavía es muy sensible, por eso es importante ser conscientes del poder de las palabras. Expresión y apoyo adecuados. son claves para desarrollar una autoestima sana y una inteligencia emocional. Nuestras frases pueden construir su mundo interior o derribarlo.
"¡Deja de llorar!"
No se debe impedir que los niños expresen sus emociones. Las lágrimas son parte de su desarrollo emocional y reprimirlas puede provocar problemas para gestionar las emociones en el futuro.
"Déjame hacerlo."
Los niños aprenden nuevas habilidades a través de errores. Si los padres los privan de esta oportunidad, los privan de la oportunidad de volverse más independientes y autosuficientes.
"Realmente no me gustas ahora."
A pesar de que los niños a veces nos ponen nerviosos, es importante criticar su comportamiento, pero no a ellos mismos. La identidad de un niño aún está en desarrollo, por lo que este tipo de declaraciones son muy dañinas.
"No tienes por qué estar triste."
¿Cómo podemos saber qué siente nuestro hijo? Sus emociones son reales, incluso si las razones detrás de ellas pueden resultar ridículas para los adultos. Comprender y hablar sobre los sentimientos fortalece la inteligencia emocional del niño.
"Sólo los bebés actúan así".
Comparar a los niños con los bebés puede provocar vergüenza y rechazo de los propios sentimientos. Cada edad tiene sus propios hitos del desarrollo y frustraciones.
"Sacrifico mucho por ti".
Los niños no nos pidieron que fuéramos padres. Recordarles a nuestras víctimas genera sentimientos de culpa, que pueden tener un efecto negativo en su autoestima.
"Déjame en paz."
Como padres, por supuesto que necesitamos nuestro espacio, pero debemos explicárselo a nuestros hijos de manera amorosa, sin sentirnos rechazados.
"Nunca tengo tiempo para mí".
Cuando los niños escuchan esto, pueden sentirse como una carga. Es importante expresar nuestras necesidades sin imponer sentimientos de culpa al niño.
"¡No preguntes más!"
La curiosidad de los niños es clave para su desarrollo. Si los disuadimos de hacer preguntas, inhibimos su desarrollo natural y su deseo de aprender.
"¡Supéralo!"
Reprimir las emociones no resuelve los problemas, los empeora. Los niños necesitan desarrollar formas saludables de afrontar los sentimientos, sin ignorarlos.
"No es nada importante".
El mundo de un niño está lleno de grandes momentos, aunque sean insignificantes para nosotros. Al negar su importancia, socavamos la apreciación que el niño tiene de sus experiencias.
"No seas tan ___".
Cualquier cosa que pongamos en esa afirmación (tímida, ruidosa, traviesa) es una crítica de la personalidad del niño. En su lugar, concéntrese en el comportamiento y utilice refuerzo positivo.
"No estoy interesado en eso."
Esto le dice al niño que sus pensamientos y sentimientos no son importantes. Este tipo de declaraciones pueden dañar gravemente su autoestima y sus relaciones.
Las palabras que hablamos son extremadamente importantes, especialmente en relación con los niños. Nuestro lenguaje puede generar confianza e inteligencia emocional o derribarlas. Como padres, siempre debemos esforzarnos por crear un ambiente amoroso y de apoyo donde el niño se sienta valorado y escuchado.