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Nos arrepentiremos algún día: los 15 errores más grandes que cometemos entre los 20 y los 30 años

Desafortunadamente, hay bastantes malas decisiones en la vida que tienen consecuencias duraderas, pero incluso estos errores podrían evitarse fácilmente si sólo encontráramos algo de deseo y motivación en nosotros mismos. A continuación presentamos quince de los peores errores que cometemos cuando tenemos veintitantos años al construir nuestra vida profesional y personal y cómo evitarlos.

¿Cuáles son los errores más grandes que comete la gente? entre 20 y 30 años?

1. Pensamos que la educación y el talento son suficientes para tener éxito.

Una inteligencia superior, un talento natural y títulos universitarios de élite son, sin duda, cosas buenas, pero no garantizan un buen empleo y no significan nada si no estamos dispuestos a trabajar duro. Una buena carrera requiere diligencia, perseverancia y mucho esfuerzo y energía. Es necesario aprender que existen muy pocos atajos para alcanzar el éxito profesional. Nunca llega solo.

2. Descuidamos nuestra salud.

A medida que envejecemos, nos daremos cuenta rápidamente de que simplemente no podemos salir de fiesta como en la universidad. Nuestros gatos se volverán tan malos que la idea de beber toda la noche nos parecerá ridícula y desagradable. Cuanto más nos alejamos de la escuela, más probable es que nuestros comportamientos adolescentes aceptables (beber en exceso, fumar y comer mal) se conviertan en hábitos peligrosos. También debemos prestar atención a nuestra salud mental, ya que muchas enfermedades mentales potenciales suelen aparecer alrededor de los veinte años.

3. No ahorramos.

Un estudio reciente reveló que el 69 % de las personas entre 18 y 29 años no tienen ahorros. Nuestra jubilación puede parecer lejana, pero nos haríamos un gran favor si reconociéramos la importancia de ahorrar cuanto antes. No es necesario que empecemos a ahorrar grandes sumas, ya que apenas estamos empezando, pero es importante empezar.

No ahorramos.
No ahorramos.

4. Equiparamos la felicidad con el dinero.

El prestigio y un buen salario pueden hacernos más felices en el momento, pero la felicidad y el éxito duraderos requieren mucho más. Nos arrepentiremos si solo seguimos el dinero y no nuestras pasiones.

5. Nos damos por vencidos cuando las cosas se ponen difíciles.

El final de una relación romántica, un revés en el trabajo y un mal comienzo en un nuevo proyecto: todo es devastador, sobre todo si es la primera vez que nos sucede. Pero en lugar de rendirnos, deberíamos aprovechar los errores como oportunidades para aprender y mejorar. ¡El fracaso no es el fin del mundo!

6. Dejamos que otras personas nos definan como personas.

Al comenzar nuestra carrera profesional y no tener claro qué queremos, podemos ser susceptibles a situaciones como dejar que otros elijan nuestro camino. Debemos ser conscientes de que nuestro éxito también dependerá de cómo nos percibamos a nosotros mismos, ya que esto también influirá en cómo nos perciben los demás.

Estamos impacientes.
Estamos impacientes.

7. Estamos impacientes.

¿Dónde dice que para los treinta, hay que tener marido/mujer, casa y una carrera profesional planificada para diez años? Seamos pacientes y centrémonos en el presente. Cuando somos jóvenes, a veces sentimos que debemos alcanzar todas nuestras metas en el menor tiempo posible. Pero, en realidad, necesitamos aprender a ser agradecidos y prestar atención a las cosas importantes de la vida que pueden llevarnos en una u otra dirección.

8. Tratamos de acomodar a todos por turno.

Al comenzar nuestra carrera profesional, puede parecer obvio que queremos llevarnos bien con nuestro jefe, clientes y compañeros de trabajo. En lugar de desanimarnos al darnos cuenta de que a algunos simplemente no les caemos bien, deberíamos aceptarlo y seguir adelante. Es inevitable que alguien nos desagrade, y es mejor que nos demos cuenta cuanto antes y no nos preocupemos más.

9. Creemos que todas las amistades deberían durar para siempre.

Solemos pensar que nuestros amigos de la universidad serán nuestros mejores amigos para toda la vida. Algunos se quedarán con nosotros casi toda la vida, mientras que otros se irán por caminos separados. Cuando ya no vivimos en la misma ciudad o pueblo que nuestros amigos, descubrimos quiénes son los más importantes para nosotros y con quiénes realmente queremos mantener una buena relación.

Pensamos que mudarnos a un nuevo lugar o ciudad resolverá nuestros problemas.
Pensamos que mudarnos a un nuevo lugar o ciudad resolverá nuestros problemas.

10. Pensamos que mudarnos a un nuevo lugar o ciudad resolverá nuestros problemas.

Viajar y mudarse a nuevos lugares puede enriquecernos culturalmente, y los veinte años son el momento ideal para hacer ambas cosas. Pero no creemos que mudarnos resolverá nuestros problemas, que de repente nos abrirá horizontes, que nos dará sentido y nos orientará.

11. Vivimos en una burbuja.

Es importante forjar relaciones con nuestros colegas, pero si nos mantenemos dentro de los límites de un mundo determinado, podemos desarrollar rápidamente una perspectiva miope. También debemos permitirnos explorar nuevos horizontes y áreas. Las personas que nos rodean influyen directamente en nuestro éxito y fracaso. Afectan todo: cuánto ejercicio hacemos, qué vestimos, cuánto ganamos y qué valores valoramos. Por lo tanto, si queremos vivir una vida plena y feliz, debemos aprender a forjar relaciones adecuadas con personas buenas a quienes respetamos y a distanciarnos de quienes nos influyen negativamente.

Estamos buscando un alma gemela.
Estamos buscando un alma gemela.

12. Estamos buscando un alma gemela.

Algunas personas eligen pasar sus veinte años solteras, sin compromisos. Otras buscan a la persona ideal para casarse. Estas últimas pueden caer en la fantasía de encontrar a alguien con quien conectar y que facilite las relaciones. Pero en la vida real, las relaciones más plenas y duraderas requieren trabajo y compromiso. Tenemos que hacer sacrificios, adaptarnos y aceptar nuestros defectos. ¡Y eso es lo que lo hace divertido!

13. Planificamos con varios años de antelación.

Es difícil predecir dónde terminaremos y qué haremos dentro de un año. En lugar de complicarnos con planes a cinco años, centrémonos en objetivos inmediatos.

14. Pensamos que tenemos menos éxito que nuestros amigos o colegas.

A medida que nos orientamos en el mundo que nos define como adultos y construimos nuestras carreras profesionales, puede parecer que nuestros amigos y colegas tienen más éxito que nosotros. Pero, independientemente de nuestros ingresos, empleo o situación vital, a todos nos cuesta encontrar nuestro verdadero camino a los veinte años, y solemos hacerlo durante el resto de nuestras vidas.

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