Cebolla. Nos encanta en sopa, en ensaladas, a la parrilla... Pero seamos realistas: nadie quiere que su cocina huela a un sándwich de mortadela y cebolla tres días después de cenar. Especialmente cuando una tabla de cortar de madera huele a lágrimas y romance perdido cada vez que cortas fruta. Si alguna vez te preguntaste cómo eliminar ese olor rebelde que parece haber estado en tu tabla, sigue leyendo.
Te presentamos 4 trucos probados, naturales y excepcionalmente terapéuticos que te ayudarán tabla de madera devuelto al nivel de la madera recién aserrada (o al menos cerca de él).
1. Sal y limón: un dúo desinfectante natural que incluso una farmacia medieval envidiaría
Sal: el mejor exfoliante para tu tabla, y limón: la reina de los cítricos que desinfecta, desengrasa y alegra.
El proceso es tan sencillo como cortar pan (¡sólo ten cuidado con tus dedos!):
- Espolvorea generosamente la tabla con sal marina gruesa. No escatimes: esto es una terapia de desintoxicación pura.
- Corte un limón por la mitad y úselo para frotar suave pero minuciosamente la sal sobre la tabla. Un poco como recibir un masaje con sorbete de limón.
- Déjalo actuar durante 5 a 10 minutos para que la naturaleza haga su trabajo, luego enjuaga con agua caliente y sécalo con palmaditas como un bebé después del baño.
2. Bicarbonato de sodio: más que un simple polvo milagroso de la abuela
Si bicarbonato de sodio Si no podemos resolver la situación, probablemente deberíamos llamar a un exorcista.
Haz una pasta espesa de bicarbonato y agua (unas gotas serán suficientes), aplícala sobre el tablero y frota suavemente la superficie con una esponja o un cepillo suave. Después de 10 minutos, la tabla debería recuperar su frescura: solo enjuágala y sécala bien. ¿Olor a cebolla? ¡Maricón! Como tu lunes a las 8:00: desapareció sin dejar rastro.
3. Vinagre: huele a departamento de limpieza, pero funciona como un milagro.
Vinagre alcohólico o vinagre de sidra de manzana, según lo que prefieras tener en tu despensa.
Empapa un paño en vinagre y limpia la tabla con él. Sin complicaciones. Déjalo actuar durante unos minutos para que el olor a cebolla se disipe (y disfruta de un poco de aromaterapia ácida) y luego enjuaga con agua. ¡Y sí, ahora podrás volver a cortar las fresas sin saborear la cebolla!
4. El agua = amiga de la higiene, pero enemiga de la madera
Si hay algo que una tabla de madera no puede soportar es... mojarse. Séquelo siempre bien después de lavarlo, preferiblemente con una toalla, y luego déjelo secar al aire durante unos minutos.
Y un consejo extra para todos: ¡engrasarlo regularmente! El aceite mineral para tablas o el aceite de coco no solo protege la madera, sino que también actúa como una barrera natural contra los olores desagradables.
Conclusión
Cebolla – uno, tablero – cero. Con los trucos anteriores ganarás fácilmente la batalla contra los olores. Y si alguien todavía duda de que la naturaleza es el limpiador más poderoso, invítelo a frotar un limón en la tabla. Veremos quién tiene la última palabra.