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6 señales sutiles de que creciste en una familia completamente disfuncional

¿Por qué te comportas de manera diferente a la mayoría?

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Foto: elementos envato

Crecer en una familia disfuncional a menudo tiene consecuencias invisibles que afectan la vida adulta. Aunque por fuera todo pueda parecer normal, en el fondo existen patrones y mecanismos de los que ni siquiera somos conscientes. Aquí hay seis señales sutiles de que es posible que hayas crecido en un entorno así.

Crecer en una familia es la base sobre la cual construimos nuestras vidas, relaciones e identidad. ¿Pero qué pasa si esa base está resquebrajada? Las familias disfuncionales son más comunes de lo que se podría pensar y sus sutiles consecuencias nos acompañan hasta la edad adulta. A veces ni siquiera reconocemos que llevamos con nosotros patrones que influyen en nuestras decisiones, relaciones e incluso en nuestra autoestima. ¿Alguna vez te has preguntado por qué te cuesta poner límites, por qué te sientes culpable constantemente o por qué atraes relaciones desequilibradas? Quizás la respuesta esté escondida en tu infancia. Siga leyendo para conocer seis señales sutiles de que creció en una familia disfuncional.

1. Necesidad excesiva de agradar

Si siente constantemente la necesidad de atender a los demás, especialmente a expensas de sus propias necesidades, esto puede ser una señal de que desde niño estuvo condicionado a preocuparse por los sentimientos de los demás. Te sientes culpable cuando haces algo por ti mismo que proviene de un falso sentido de responsabilidad por la felicidad de los demás.

2. Conflictos: demasiado o muy poco

En las familias disfuncionales no hay término medio. O hay discusiones y tensiones constantes, o todas las emociones quedan "barridas debajo de la alfombra". Los adultos que crecieron en familias así tienen problemas de equilibrio en las relaciones: o están siempre dispuestos a luchar o evitan por completo los conflictos.

3. Perfeccionismo y rigor consigo mismo

El perfeccionismo es un patrón común que surge de una educación disfuncional. Si tus padres fueron demasiado críticos o glorificaron demasiado tus logros, esto puede hacerte sentir que nunca eres lo suficientemente bueno. Como resultado, establece expectativas poco realistas.

4. Dificultad para relajarse

Si te resulta difícil relajarte y tomarte un tiempo para ti, puede ser el resultado de la tensión constante que experimentaste en tu infancia. Las personas que provienen de familias disfuncionales suelen sentir una necesidad constante de actuar y les cuesta tolerar momentos de paz.

5. Crianza extrema de los propios hijos.

Como padre, usted es demasiado estricto o demasiado indulgente. Ambos provienen de tus propias experiencias, ya que probablemente creciste en un entorno donde faltaba coherencia y pautas educativas adecuadas.

6. Encontrar socios que no correspondan

Si constantemente te encuentras en relaciones en las que das más de lo que recibes, se debe al sentimiento de que tienes que ganarte el amor. Es posible que hayas crecido con la sensación de que el amor y la atención no se dan por sentado, sino que tienes que ganártelos.


Conclusión: Reconocer los patrones infantiles disfuncionales es el primer paso para cambiar. Aunque estos patrones pueden marcar fuertemente nuestras relaciones, la percepción de nosotros mismos y del mundo que nos rodea, esto no significa que estemos condenados a repetir estos errores. Con la ayuda de la conciencia, el crecimiento personal y, si es necesario, el apoyo terapéutico, podemos romper el círculo vicioso y construir relaciones más sanas y satisfactorias. La clave es empezar por ser amables con nosotros mismos: nadie es perfecto, pero es importante permitirnos ser quienes somos sin las cargas del pasado.

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