Los relojes inteligentes han estado en el mercado durante bastante tiempo y, si bien sus beneficios son grandes y obvios, su éxito no ha sido constante. Uno de los grandes problemas de los relojes inteligentes es sin duda su pequeño tamaño. La Universidad Carnegie Mellon resolvió el problema con SkinTrack. Parte de la pantalla del reloj inteligente se transfirió a la mano del usuario. Por lo tanto, el usuario puede usar su mano como un panel táctil; por ejemplo, escribe una letra con el dedo en la palma de la mano y se imprime en la pantalla.