Los detergentes comerciales prometen milagros, pero a menudo solo añaden una capa de químicos innecesarios a tus platos y a los desagües. Es hora de un cambio inteligente: el detergente casero para lavavajillas es una forma fácil de combinar practicidad con protección del medio ambiente. Tus vasos brillarán como en un restaurante de lujo, sin fosfatos que contaminan los ríos ni fragancias artificiales que te recuerdan a un laboratorio. Con ingredientes básicos de tu cocina, puedes crear algo más barato y efectivo que esas pastillas que se anuncian como tecnología de vanguardia. Irónico, ¿verdad?
Unido4 de junio de 2014
Artículos2.779
Katja es una viajera del mundo que está fuera de Eslovenia con más frecuencia que en casa. Es amante de la belleza, esteta y provocadora. En la redacción de City Magazine, cubre una gran variedad de temas y no teme a los textos más serios.
Una placa vitrocerámica o de inducción es el corazón de la cocina: elegante hasta que se llena de grasa, residuos quemados o huellas dactilares. Con remedios caseros como el bicarbonato y el vinagre blanco, puedes limpiarla sin limpiadores caros, sin arañazos ni manchas. Esta guía te muestra cómo conseguir una superficie brillante en tan solo unos pasos, ideal para el mantenimiento diario o una limpieza a fondo. Así que, el truco del bicarbonato y el vinagre para una placa vitrocerámica impecable.
En otoño, cuando las hojas crujen como un motor oxidado en una mañana fría, todos recurrimos a placeres sencillos, como las castañas asadas. Pero ¿quién tiene tiempo hoy en día para hornos callejeros o una bandeja con olor a humo y recuerdos de la infancia? ¡No, gracias! Consigue una airfryer, esa moderna caja con buenas intenciones, y convierte tu cocina en un minifestival otoñal. Sin desorden, sin esperar a que se encienda el fuego: solo castañas crujientes en 15 a 30 minutos. Si eres escéptico y piensas que la airfryer no es para platos "de verdad", esta receta te hará cambiar de opinión. Verificada por seis fuentes: desde blogs eslovenos hasta recetas estadounidenses. Prepárate para un calorcito que no aprieta.
No te lo pierdas: ¡el otoño es clave para preparar tu lavanda para su transformación primaveral en un fragante follaje que encantará a todos tus vecinos! Mientras la naturaleza se duerme en otoño, tu lavanda necesita la atención justa para brillar como una diva del jardín en primavera. Imagina: un arbusto redondo y frondoso que huele a tarde provenzal y parece sacado de una inspiración de Pinterest. ¿Cómo? Con unos sencillos pero bien pensados pasos. Sigue leyendo, alma de la jardinería. ¿Cómo cuidar la lavanda en otoño?
¡Una crema casera milagrosa! El colágeno es como el arquitecto invisible de tu piel: crea una base sólida que proporciona flexibilidad, elasticidad y ese brillo juvenil. Pero después de los 25, decide tomarse unas vacaciones largas, dejando atrás líneas de expresión, piel flácida y una tez que recuerda más a un lunes por la mañana que a un viernes por la noche. La industria cosmética te ofrecerá con gusto sérums a precios que podrían financiar tus próximas vacaciones a Croacia. Pero ¿para qué gastar dinero cuando puedes crear tu propio potenciador de colágeno natural, asequible, natural y tan efectivo que tu espejo te aplaudirá cada mañana?
¿Alguna vez te has encontrado mirándote al espejo y soñando con una piel radiante como cuando tu mayor problema era elegir el café perfecto en la sala de conferencias? ¿O quizás notas que tus articulaciones cantan su versión de "la edad no es broma" con cada sentadilla? Si asentiste, tenemos una solución para ti: colágeno casero, que no es solo otra tendencia de Instagram, sino sabiduría ancestral con respaldo científico. ¿Y sabes qué es aún mejor? Tu cuenta bancaria permanecerá intacta, a diferencia de esas botellas sofisticadas que prometen más de lo que ofrecen. Así que... ¡colágeno casero!
¿Un inodoro con aroma natural? ¡Sí, por favor! ¿Cansado de un baño que huele como si hubiera sido una fiesta de zapatillas viejas? Descubre un truco genial con dos estrellas de la cocina que convertirá tu inodoro en un rincón de aromaterapia, sin ambientadores de plástico que prometen "frescura alpina" pero huelen a cóctel químico de tienda de descuento.
Es cierto: la mayoría de la gente solo lo usa para envolver comida o como protección al hornear, pero en realidad es un material que esconde cualidades casi superpoderosas. Desde la limpieza hasta la tecnología, desde la cocina hasta el jardín, en todas partes demuestra que no es solo un trozo de metal brillante, sino tu ayudante más económico y siempre disponible.
Si la palabra "jardín" te hace pensar en uñas sucias, plantas marchitas y ese momento en el que te das cuenta de que olvidaste regar la albahaca, no te preocupes, tenemos la solución. Te presentamos el mundo de las hierbas que crecen en agua, sin tierra, sin complicaciones y con el mínimo esfuerzo. Solo un vaso, agua y un poco de buena voluntad, y serás un jardinero urbano que hasta los cactus de tu vecino envidiarían.
10 maneras de limpiar la lechada del baño: desde soluciones instantáneas hasta un brillo profesional
¿Cómo limpiar la lechada del baño? Las lechadas, esas líneas invisibles entre los azulejos, pueden ser el mejor indicador del buen estado de un baño o una cocina. Cuando están limpias, hacen que el espacio se vea fresco y ordenado. Cuando están sucias, rápidamente dan la impresión de descuido (incluso en los azulejos más caros). Acumulan moho, residuos de jabón, grasa y humedad, que a la larga pueden dañar la estructura de los azulejos. ¿La buena noticia? Puedes limpiarlas tú mismo con diez sencillos trucos, que van desde las soluciones más rápidas hasta la protección a largo plazo.
Vaselina y maicena: un potenciador de belleza casero que en internet se conoce como «bótox natural».
¿Vaselina y maicena? En una época en la que las estanterías de belleza nos inundan de sérums con nombres más largos que el típico príncipe español y que cuestan más que un fin de semana en la playa, internet ha vuelto a recordar la magia de lo básico. No hablamos de yoga al amanecer ni de beber agua tibia con limón, sino de una combinación que puedes encontrar en la farmacia y en la cocina: vaselina y maicena. ¿Suena a la receta perfecta para un desastre infantil? Exactamente, solo que esta vez la aplicamos en la cara.
Pegatinas. Esos pequeños pero tenaces enemigos que se pegan al vidrio, plástico o metal y no se desprenden hasta que casi te desesperan. ¿Intentas rascarlas con la uña? Solo conseguirás pedazos rotos. ¿Usar un limpiador más fuerte? Te arriesgas a manchas. Y todo por culpa de unos pocos centímetros cuadrados de papel que se pegan con más fuerza que un gato a un sofá. ¡Cómo quitar pegatinas y trucos sencillos!