Podemos decir con certeza que hay muchas más personas a las que les encanta comprar ropa, después de comprar en casa. La sensación de haber encontrado lo que te conviene no tiene precio. En tu cabeza, ya estás imaginando cómo combinarás la nueva prenda con las ya existentes. La idea de que has renovado tu guardarropa crea una sensación de satisfacción instantánea. Pero a pesar de la buena sensación, tu subconsciente está llamando a la puerta de una mala conciencia, porque te das cuenta de que sería más inteligente tomar decisiones conscientemente que ayuden a salvar el planeta. Porque, seamos honestos, todos nos damos cuenta de que no necesitamos todo lo que compramos.
