Cada vez que lastimamos a alguien, ya sea un amigo o un padre, preguntémonos: ¿cómo nos sentiríamos si alguien nos tratara así? Tal vez esto nos ayude a ser más cuidadosos con nuestras palabras y acciones la próxima vez.
Es importante que pasemos un tiempo con nuestros padres y les prestemos atención. No lo olvidemos, ellos nos dedicaron su vida. Y si no respetamos eso, si no respetamos a las personas que nos dieron la vida, pueden nos duele mucho, mucho. Y estas son las 10 cosas que suelen hacerles más daño.
palabras feas
Nuestros padres también se sienten muy heridos por malas palabras y frases que podemos decir con demasiada frecuencia. "Te odio", "¿Por qué me tuviste?", "Prefieres a mi hermano/hermana antes que a mí", "Deja de llamarme", "Caramba, eres aburrido"., son sólo algunos de ellos. Preguntémonos ¿cómo sería si nuestros hijos nos hablaran así?
Descuido
Los padres nos extrañan, nos necesitan y quieren pasar tiempo con nosotros. A pesar de que hoy podemos tener nuestra familia, trabajo y lleno de otras obligaciones, no nos olvidemos de nuestros padres y al menos llamémoslos. Puede que mañana sea demasiado tarde.
No les preguntamos por su salud.
No es necesario que nuestros padres se quejen del dolor constante que sienten, puede que ni siquiera nos digan que están enfermos. Por eso, preguntémosles varias veces por su salud, porque podemos facilitarles las cosas, si no con consejos, sino con los cuidados adecuados que necesitan.
Ignorar a los padres y las reuniones familiares
A veces las relaciones con los padres, con la familia, pueden resultar agotadoras. Pero ignorar no siempre es la solución. A veces es mejor luchar, decir lo que pensamos, que simplemente eliminar a personas de nuestras vidas; esto es sólo una solución temporal.
No queremos ayudarlos económicamente.
Nos han ayudado toda su vida, tal vez más de lo apropiado, ahora es el momento de que nosotros los ayudemos. Esto no significa que los tratemos como a niños. A veces podemos darles dinero sólo para comprar algo bonito, o podemos comprarles comida. Pequeñas cosas así quedarán en la memoria para siempre.
No sabemos cómo estar agradecidos.
Dejemos de sobreestimarnos a nosotros mismos y de subestimar a los demás, incluidos los padres. Le debemos el mayor agradecimiento a la madre que nos dio a luz.
No tenemos paciencia.
A veces tenemos mucha paciencia para repetir y explicar cosas a completos desconocidos o compañeros de trabajo, pero no la tenemos con nuestros padres. Pero recordemos, nuestros padres ya son ancianos, ¿cómo seremos nosotros cuando tengamos su edad?
Superponer información sobre nuestras vidas.
Si lo decimos demasiadas veces "Mamá, no es asunto tuyo.", entonces tal vez estemos haciendo algo mal. No, no tenemos que compartir todos los detalles de nuestras vidas, pero podemos compartir lo básico.
No guardamos recuerdos de ellos.
Fotografiémoslos tanto como sea posible: cuando ríen, cuando están tristes, cuando están pensando, cuando abrazan a sus nietos... tal vez mañana solo nos queden fotos.
Los tratamos como a niños pequeños.
No, nuestros padres no son niños y tienen más experiencia de vida que nosotros. Respetémoslos y respetemos sus decisiones.