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El amor no muere solo: queda sepultado por estas 5 mentiras que mucha gente cree.

Foto de : freepik

¿Crees que las relaciones perfectas deben estar siempre libres de discusiones? ¿Crees que el amor verdadero significa que nunca tienes que expresar tus sentimientos? ¿Estás seguro de que tienes que soportar el dolor para demostrar tu compromiso?

Amar. Si alguna vez te has convencido de que el sufrimiento es una parte integral de de amorEs hora de cambiar tu perspectiva. Algunas mentiras que creemos no destruyen una relación de una vez. Lo cortan en pedazos, día tras día, hasta que no queda nada más que vacío.

Amor verdadero No es un cuento de hadas sin defectos., pero tampoco es un infierno donde uno de los lados debe sufrir constantemente, permanecer en silencio o justificar lo inaceptable.

Cuando aceptas creencias falsas sobre cómo debería ser el amor, sientas las bases para la decepción, la insatisfacción y el desamor.

No todo dolor es necesario. No todos los compromisos son nobles. Y no, no es cierto que el amor verdadero requiera que te destruyas a ti mismo.

Si quieres sobrevivir, tienes que enfrentar lo que realmente destruye las relaciones y dejar de creer las mentiras que la sociedad te ha vendido como verdades.

1. Las peleas significan el fin del amor.

Cuando una lucha sigue siendo una lucha. Foto: Freepik

Creer que una verdadera relación significa completa armonía sin desacuerdos es una receta para el desastre. Toda relación que vale la pena mantener implica conflicto. La diferencia está en cómo tratas con ellos. Si temes cada conflicto, comenzarás a esconder los problemas bajo la alfombra, y lo que alejas nunca se resuelve por sí solo.

Sin respuesta preguntas y los resentimientos no expresados crecerán hasta convertirse en un muro entre ustedes. Las discusiones son una parte normal de una comunicación saludable. Sólo cuando ya no quieres hablar de los problemas es cuando la relación está realmente en peligro.

2. La relación debe estar perfectamente equilibrada todos los días.

Si crees que el dar y recibir en una relación tiene que ser estrictamente el mismo todos los días, pronto te convertirás en prisionero de tus propias expectativas. El amor no es un cálculo contable. A veces tendrás que llevar una carga mayor, otras veces será tu pareja la que lo hará. Y eso es normal.

Si cuentas cada paso, cada saludo, cada esfuerzo, terminarás sintiendo más amargura que felicidad. Una relación es un baile, no una competencia. Y la pareja adecuada comprenderá que a veces tú también mereces a alguien que mantenga unido al mundo cuando tú no puedes.

3. El amor debe ser difícil y doloroso.

Si crees que el amor tiene que doler entonces has comprado la mayor mentira. Sí, toda relación requiere trabajo. Sí, no siempre será fácil. Pero si el amor duele más de lo que cura, si te duermes más a menudo llorando que riendo, entonces esto no es una relación, sino una prisión.

Cuando las palabras se van. Foto: Freepik

El amor verdadero implica esfuerzo, pero también alegría. Si cada conversación se convierte en un esfuerzo, si cada roce es frío, si cada mirada hiere, estás en una relación en la que te están destruyendo lentamente. Y eso no es heroísmo. Esto es un desperdicio de vida.

4. Tu pareja tiene que adivinar qué te molesta.

Si crees que tu pareja debe leer tu mente, te espera un viaje largo y solitario. La comunicación es el pilar de toda relación. Si esperas que la persona que está a tu lado sienta todas tus frustraciones sin expresarlas claramente, estás creando expectativas poco realistas.

La gente no es adivina. Si te encierras en silencio, ignoras la oportunidad de ser comprendido. Ocultar las emociones crea una división, no una conexión. Di lo que piensas: con claridad, en voz alta y sin vergüenza. Tu voz es una herramienta, no un arma.

5. Sus celos y posesividad son prueba de amor.

Si crees que los celos, las mentiras y el control son románticos, entonces has aceptado la definición más tóxica del amor. La supervisión no es una preocupación. Las amenazas no son protección. Las mentiras no son evidencia de preocupación. Una verdadera pareja no intentará limitar tu libertad, no pondrá límites sobre a quién puedes ver, qué puedes vestir o a dónde puedes ir.

El amor verdadero apoya, no controla. Da espacio, no prisión. Si tienes que disculparte por cada paso que das, si vives con el miedo constante de su reacción, eso no es amor. Esto es manipulación.

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