Cuando pises por primera vez la terraza del hotel Krallerhof en Leogang, piensa: "Si los Alpes son el canto de la naturaleza, el Krallerhof es un coro que no olvidarás". Rodeado de picos montañosos y lleno del olor de los muebles de alerce fresco y las alfombras de terciopelo, este hotel es mucho más que un simple lugar para alojarse: es un mundo en sí mismo.
Hotel Krällerhof tiene una historia. Desde una casa de huéspedes familiar hasta un lujoso reino alpino que aún conserva la sincera calidez del hogar. Pero no te preocupes, aquí nadie te preguntará si quieres otra cucharada de jota, aunque amablemente te llamarán desde la cocina con un pote de polenta-risotto que no podrás rechazar.
Cuando el bienestar se convierte en un arte
En el Krallerhof la palabra "relajación" adquiere una definición completamente nueva. Nuevo complejo de spa ATMÓSFERA de Krallerhof es un homenaje arquitectónico a los elementos: agua, luz y espacio para respirar. 5.500 metros cuadrados de mimos: piscinas que se extienden hacia el horizonte, una misteriosa cueva azul y una sauna finlandesa muy especial con vistas panorámicas.
Lo juro, en el momento en que floté en la piscina infinita, sentí como si estuviera flotando hacia el cielo. El olor a eucalipto en el aire, la música suave y la sensación de estar en el plató de un anuncio de paz y tranquilidad, pero sin pretenderlo.
Si tiene suerte, podrá disfrutar de una de las “inmersiones sonoras”, baños de sonido meditativos donde las vibraciones de la música literalmente reverberan en su cuerpo. No es sólo bienestar, es trascendencia en albornoz.
Esquiar nada más levantarse de la cama
Si eres un esquiador que sueña con ponerse la armadura justo en la puerta del hotel por la mañana, este es tu lugar. Zona de esquí Circo de esquí Saalbach-Hinterglemm-Leogang-Fieberbrunn se encuentra literalmente a la vuelta de la esquina. Incluso si no eres un adicto a la adrenalina, tomar el sol al pie de la montaña es una razón suficiente para sentarte y observar a los esquiadores mientras tomas un capuchino.
Para niños y principiantes, el hotel dispone de su propia escuela de esquí, para que las discusiones familiares sobre "cómo sujetar los bastones" se queden en casa.
Dimensiones culinarias: Cenas que no olvidarás
Comer en Krallerhof es una experiencia en sí misma. No se trata sólo de la cocina, se trata del ritual. Comience el día desayunando en la terraza, donde la mantequilla de un croissant recién hecho se derrite lentamente bajo el cálido sol de la mañana. Termine la velada en el restaurante, donde se combinan ingredientes locales en platos que a todo "foodie" le gustaría.
¿Has probado el filete de venado con aderezo de arándanos servido con avellanas tostadas y puré de chirivía? Si no, entonces tienes más motivos para visitarlo.
Un hotel familiar con un toque de arte.
¿Qué hace que un hotel sea verdaderamente único? La familia Altenberger no sólo es propietaria, sino también verdadera guardiana de la tradición y la innovación. Su colección de arte, que impregna todos los pasillos del hotel, es una especie de galería. La atención al detalle es increíble, desde las puertas de madera antiguas hasta las esculturas modernas que descubres de camino a la sauna.
Para los padres que sueñan con un momento de paz, el hotel cuenta con programas y salas de juegos para niños, no del tipo genérico, sino de aventuras realmente reflexivas que teletransportan a los niños a su propio mundo durante unas horas.
Krallerhof: Más que un hotel, una forma de vida
Cuando te sientas en la terraza por la noche con una copa de vino local y contemplas los picos alpinos bajo una luz rosa, entiendes por qué la gente sigue regresando. Krallerhof no es sólo un hotel: es una experiencia, es un poema sobre la belleza de la vida. Cada habitación, cada comida y cada rincón susurra una historia de la perfección que se puede encontrar en la montaña.
Una vez que haya realizado el check out, lo sabrá: sus vacaciones no tendrán competencia durante mucho tiempo. Y si, como yo, sales pensando en volver a visitarla de camino a casa, sabrás que has descubierto una auténtica joya.