"La experiencia dice que la persona más feliz es la que ha hecho feliz a la mayor cantidad de personas". -Mary Jane Ryan
Una mujer que siempre apoya a los demás siente mucho. Tiene profundidades infinitas, un océano en su corazón y atrae a personas que tienen demasiado miedo de nadar. Ella se entrega constantemente a ellos, día tras día. Lentamente desgarra su delicada alma en pedazos, poco a poco pedazo a pedazo en fragmentos, solo para encender la llama de la esperanza en alguien.
Le duele. Se pregunta si alguna vez alguien le dará el amor que ella da a los demás, se pregunta si llegará el momento en que alguien le pregunte cómo está, cómo se siente, cómo afronta la vida...
A veces, una mujer que siempre está ahí para los demás necesita que alguien esté ahí para ella. A veces, la mujer con la sonrisa más grande es la que más sufre. A veces, una mujer que limpia las lágrimas de los demás se va a casa y llora un lago de lágrimas en una almohada.
A veces es necesario decirle a esa mujer que alienta a todos a su alrededor que se la valora, que es importante; ya veces necesita que le recuerden que debe animarse a sí misma también.
Si eres una mujer que siempre está ahí para los demás, debes saber que tu corazón es raro. Sepan que tienen dentro de ustedes la habilidad de calmar la tormenta en las personas, la habilidad de aliviar el dolor en los ojos y reparar la mente y el corazón dañados.
Das esperanza a las personas inspirándolas, mostrándoles que las escuchas, que te preocupas, que estás interesado en todo su dolor, incluso en las partes más ignoradas. Los haces sentir queridos, sienten que tienen un propósito nuevamente porque pueden confiar en ti.
Recuerda que no eres invencible. Tu corazón necesita descansar. Necesitas descansar. Recuerda que no tienes que llevar el peso del mundo sobre tus hombros, que tal vez no puedas salvar a todos, que no puedas curar todos los dolores, y que no hay nada de malo en eso.
Recuerda que toda la energía que pones en el mundo, tienes que ponerla en ti mismo en algún momento. Recuerda que eres digno del amor que das constantemente a todos los demás, que eres solo humano. Recuerda vivir - para ti mismo, no solo para los demás.