Con demasiada frecuencia, en el mundo de las relaciones, nos esforzamos por aquellos a quienes no les importa. Nos apresuramos, perseguimos, probamos y esperamos una respuesta, que muchas veces no existe. ¿Te atreves quizás a preguntar por qué persistes con personas que no te corresponden? ¿Por qué nos resulta más difícil ver a quienes estarían felices de caminar con nosotros por el mismo camino? ¿Pero qué pasa si el verdadero que no huye ya está esperando en algún lugar a un lado? El camino hacia la verdadera felicidad comienza con claridad sobre qué y a quién necesitas realmente.
Persiguiendo sombras que corren: ¿por qué?
Cuando pensamos en los socios que perseguimos, a menudo nos preguntamos: ¿qué es lo que nos atrae tanto de ellos? ¿Por qué nos rechazan aquellos que ya están preparados para una relación? Los psicólogos dicen que las razones de tal comportamiento son más profundas, a menudo en la infancia o en experiencias pasadas en las que tuvimos que demostrar nuestra valía. Desarrollamos un patrón de que tenemos que ganarnos el amor, que sólo somos atractivos si tenemos que sufrir o luchar por ello.
Perseguir los errores nos agota, destruye nuestra confianza y a menudo nos lleva a sentimientos de inferioridad. Pero la realidad es que las relaciones equivocadas son sólo una prueba, no un destino. Un verdadero socio, el que te merece, no se subirá al podio esperando a que lo "atrapes". El socio adecuado estará allí con usted, paso a paso.
El secreto de la realidad: no hay huida, sólo conexión
Un verdadero socio no huye. Puede sonar cliché, pero una persona real permanecerá a tu lado, sin importar los desafíos, sin importar los tiempos difíciles. Un verdadero socio no teme al compromiso, no se esconde de las responsabilidades y no espera a que usted demuestre su valía. Un verdadero socio tendrá los pies en la tierra, será leal y lo comprenderá de una manera que le brindará una sensación de paz.
No es una relación sin problemas ni fricciones, sino que es una relación en la que solucionan los problemas juntos. El verdadero amor no es unilateral. Es el amor que te eleva, te inspira y te hace sentir importante y amado. Una verdadera pareja te motivará a crecer, pero no te exigirá que cambies por amor.
Romper con la ilusión de perseguir
Seamos realistas, perseguir el amor puede ser adictivo. La adrenalina, el sentimiento de anticipación, soñar con cómo será cuando finalmente consigamos el amor son ilusiones que pueden engañarnos. Pero si el amor requiere demasiada lucha, si siempre tienes que demostrar tu valía, esto no es señal de una relación real. Esta es una señal de que estamos persiguiendo a la persona equivocada.
El amor basado en la lucha suele traer más dolor que felicidad. Y cuando por fin dejes de perseguir, habrá espacio para ese amor real y sencillo que alguien quiere darte. El amor que está destinado a ti no es pesado, sino refrescante, como un soplo de aire fresco.
Detente y pregunta: ¿por qué estoy cazando?
Antes de involucrarte en una nueva relación o continuar una antigua, pregúntate: ¿Por qué persigo a alguien que no me aprecia? ¿Qué es lo que realmente necesito? ¿Es atención, amor o quizás una necesidad de sentir autoestima? Una vez que descubras qué te impulsa a estos juegos de caza, será más fácil entender a quién necesitas realmente.
Cuando se pregunte qué es lo que realmente quiere de una asociación, se sorprenderá de lo rápido que se le abren nuevas oportunidades: oportunidades para conectarse con personas que están ahí porque así lo desean, no porque las haya atrapado en su círculo. .
El verdadero amor no se escapa, no te molestas con él.
El verdadero amor no te obligará a estar alerta, a competir con los demás, a demostrar tu valía ni a ocultar tu verdadero yo. Un verdadero socio te aceptará tal como eres. Y cuando dejas de perseguir, realmente puedes empezar a amar.