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Cuando alguien te lastima: ¡¿Por qué a veces es mejor gritar que permanecer en silencio?!

Foto: envato

Introducción: ¿Cuántas veces te han enseñado que el silencio muestra fuerza? Sí, si alguien te lastima, ¿tu respuesta debe ser tranquila, digna, casi heroica? Pero ¿y si te dijera que eso no siempre es correcto? Que no siempre tienes que ser el "hombre más grande" cuando tu corazón late con fuerza al borde del dolor. Que tienes derecho a pelear, gritar y exigir respeto. Este puede ser un pensamiento nuevo para ti, pero... inténtalo. Dale voz a tu ira, dale forma a tu dolor.

La vida nos convence de que debemos mantener la paz constantemente. "No reaccionéis", dijeron. "Sé una mejor persona", repetían, como si esa fuera la única manera de mantener tu valor. Pero hay algo terriblemente malo en este mensaje. El silencio no siempre es una virtud, especialmente cuando tus sentimientos están siendo pisoteados. Cuando alguien cruce tus límites, levántate. No más dientes apretados, no más ceder por la "paz". Ya es suficiente.

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A menudo nos encontramos en situaciones en la vida en las que se espera que dejemos pasar las cosas, como agua sobre una piedra. "Ah, ¿qué vas a hacer?", dicen. "Todos cometemos errores". ¿Pero quién les dio el derecho de decidir cuándo está justificado mi dolor? ¿Por qué debería ponerme siempre en el papel de quien lo devora todo mientras los demás disfrutan del consuelo de mi silencio?

Cuando alguien te lastima, mereces anteponer tu voz a la cortesía. A veces está bien cambiar la bondad por la dureza si estableces un límite. ¿Por qué? Porque tu dignidad no se puede negociar. Ser el "hombre más grande" puede ser extremadamente agotador cuando se espera que des y perdones constantemente. Tómate un momento y piensa: ¿merece la pena?

Foto: envato

Recuerdo el momento en que decidí por primera vez romper este círculo vicioso. Fue casi liberador. Mi voz, previamente encerrada en algún lugar profundo dentro de mí, de repente encontró su camino. Y no se quedó callado. Fue poderoso porque expresaba el dolor que se había acumulado a lo largo de los años. Quizás mi respuesta fue demasiado cruda, demasiado intensa para alguien que esperaba otro de mis silenciosos "está bien, no te preocupes". Pero no estuvo bien. Y tuve suficiente.

No me malinterpretes: no estoy abogando por conflictos constantes ni arrebatos de ira. Nada de eso. Pero lo que quiero decir es que no mereces ser siempre esa persona que esconde las cosas debajo de la alfombra mientras estás hirviendo por dentro. Mereces ser escuchado. Mereces proteger tu corazón y tu alma, incluso si eso significa que algún día serás visto como una "mala persona" a los ojos de quienes están heridos por la verdad.

Foto: envato

Muchas veces pensé en lo que hubiera pasado si me hubiera quedado en silencio. ¿Sería más fácil? ¿Mantendrías más amigos? Tal vez. Pero las amistades que sólo sobrevivieron porque siempre interpreté a la mejor persona no eran amistades que quisiera conservar. Eran relaciones tóxicas en las que una persona tomaba constantemente y la otra daba. No hay nada de malo en el perdón mutuo, pero cuando alguien te ha pisoteado repetidamente, no tiene sentido esperar una disculpa que nunca llega.

Por eso te digo: cuando estés herido, no siempre tomes el camino fácil. A veces es más difícil gritar, mostrar los dientes, pero tienes derecho. No dejes que te quiten la dignidad bajo el pretexto de la "paz". Eres importante. Tus límites son importantes. Y si eso requiere un poco de caos, que así sea.

Así que la próxima vez que alguien te lleve al límite, no siempre actúes como el héroe en silencio. Da tu opinión, grita la tuya. Porque a veces, cuando rechazas el "camino superior", en realidad sólo encuentras tu propio camino.

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