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Las brochas de maquillaje son un imán para las bacterias: ¿con qué frecuencia debes limpiarlas para evitar dañar tu piel?

Foto: envato

¿Qué se esconde entre los pelos de tus pinceles de maquillaje?

La cara es un espejo Salud y cada mañana la miramos con el deseo de una apariencia fresca y cuidada. Pero bajo la aplicación perfecta de polvos o un párpado ligeramente sombreado, se puede esconder algo completamente diferente. restos invisibles del pasado¿Cuántas veces has pincel de maquillaje ¿Usarlo sin limpiarlo bien antes? ¿Y qué efecto tiene esto en la piel?

Impurezas que no puedes ver pero que tu piel puede sentir

Con cada aplicación de maquillaje, residuos de pigmento, grasa y pequeñas partículas de piel quedan atrapados entre las cerdas de la brocha. Con el tiempo, los microorganismos comienzan a multiplicarse allí, causando irritación, brotes y pérdida del equilibrio natural del rostro.

La piel comienza a mostrar signos de fatiga, poros obstruidos e imperfecciones.que ni siquiera el mejor polvo puede ocultar.

¿Están sucios? Foto de : Freepik

Un cepillo bien cuidado prolonga su vida útil y mejora la aplicación.

Mucha gente aún subestima el poder de una brocha limpia. Pero, en realidad, la limpieza de la herramienta determina la adherencia del maquillaje a la piel. Si las fibras son suaves, flexibles y sin residuos, la aplicación será uniforme y el resultado final, impecable. Un cepillo bien limpio se convierte en tu aliado de belleza, no un enemigo disfrazado.

Un cuidado suave trae resultados poderosos

Una limpieza a fondo comienza con agua tibia, que humedece la parte superior del cepillo sin empapar el mango ni la parte metálica, donde a menudo se encuentra el pegamento.

¿Cuáles son tus pinceles? Foto: Freepik

A continuación, aplique un jabón líquido suave o champú que no irrite el material. Con movimientos circulares, frote suavemente el cepillo sobre la superficie limpia, eliminando la espuma con los residuos de pintura visibles. El proceso continúa con enjuague bajo un suave chorro de agua hasta que el agua quede completamente clara.

Tras el lavado, es fundamental escurrir suavemente las cerdas con los dedos o un paño suave. A continuación, se coloca el cepillo en posición horizontal, preferiblemente en el borde de la superficie, donde las cerdas sobresalen, permitiendo la circulación del aire. Este secado evita que la humedad quede atrapada en el interior y conserva su forma original. El secado debe realizarse de forma natural, sin usar secadores ni calor directo, ya que podrían dañar la estructura de las fibras.

Lávalas con agua. Foto: Freepik

Los procedimientos rápidos no son una solución a largo plazo

Aunque los desinfectantes y aerosoles de limpieza proporcionan una rápida renovación para los cepillos, no son suficientes para eliminar todos los residuos. Un lavado profundo sigue siendo la única manera de que el cabello mantenga su estructura. Y no se endurecen, pegan ni se parten. Con un mantenimiento regular, cada aplicación resultará agradable, sin sensación de picor ni irritación.

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