Cada ojo tiene su propio pintor. Esto se aplica tanto en el campo de las relaciones románticas como en el campo de los conocidos y amistades casuales. Algunas personas nos huelen bien, pero otras no. Una persona puede causarnos una buena impresión de inmediato, pero nuestro amigo la encuentra repugnante. Aunque es difícil señalar qué rasgos son impopulares entre todos, sabemos que algunos rasgos pueden poner nerviosos a quienes los rodean.
Utilidad excesiva: La amabilidad, el comportamiento altruista y la voluntad de ayudar a los demás son cualidades valiosas en cualquier contexto. La ayuda excesiva a menudo enmascara otros motivos que no sean el mero deseo de ayudar, entonces otros a menudo se preguntan cuál es la agenda oculta que algún día exigiremos a cambio de ayuda.
Elogio: Presumir de a quién conocemos y con quién salimos tiene un efecto muy negativo en nuestras relaciones con los demás. A todos nos gusta presumir aquí y allá, y eso es humano, pero la exageración hace que la otra persona sienta que no es importante para nada más que para escucharnos.
Analfabetismo: El analfabetismo de ninguna manera dice algo intrínsecamente malo sobre una persona, pero puede poner bastante nerviosa a ciertas personas.
Rechazo de cumplidos: Las personas que se critican a sí mismas todo el tiempo pueden ser una carga para quienes las rodean. En ese momento, los demás tienen que asegurarse de que estas personas se sientan bien y colmarlas de elogios, que rara vez caen en terreno fértil.