“Creo en los grandes amores que pueden cambiarte a tal punto que ni tu propia madre te reconoce”.
Realmente creo en esos grandes amores de cuento de hadas, pero hablo y actúo como si no creyera en el amor EN ABSOLUTO. No tengo expectativas románticas serias, no estoy pidiendo que las estrellas caigan del cielo para mí. Soy una de esas raras personas a las que les gusta la tradición, pero que también cree que la monogamia no es necesaria.
Sin embargo, creo en los grandes amores…. porque yo lo tenía.
Tuve un amor ENORME. Este es el amor que te impregna. Un amor que ni siquiera puedes creer que existe y que llegó directo a ti. Se han escrito novelas sobre ella, se han escrito canciones para ella. Este es el amor que te enseña sobre cosas que no sabías que existían, el amor que te da infinitamente más de lo que necesitas.
Este es el AMOR DE TU VIDA.
Si tienes suerte, conocerás al amor de tu vida. Estarás con ella, aprenderás de ella, dale alma y cuerpo y permitirás que te cambie a tal punto que ni tu propia madre te reconocerá. Esta experiencia es única. Pero rara vez sucede.
Pero lo que nunca leerás en un cuento de hadas sobre este tipo de amor es que sí a veces nos encontramos con el amor de nuestra vida pero no logramos mantenerlo. No nos casamos con ella, la vemos en brazos de otra mujer o de otro hombre, o peor aún: la muerte nos la arrebata de las manos.
Te contaré un secreto: ¡el amor NO lo conquista todo! En la vida real, no resuelve problemas intratables, no supera enfermedades, no mueve montañas...
No podemos aferrarnos al amor de nuestra vida como un niño en el regazo porque al final del día el amor no es todo lo que hay y no es lo único que importa. Tal vez queremos una casa pequeña en un lugar apartado y tres hijos, y él quiere una vida en la ciudad y una carrera. Exploraríamos el mundo, pero él es más hermoso en casa. Y es por eso que a veces el gesto más grande y generoso de la vida es dejar ir al amor de tu vida.
Y si nuestro cuento de hadas no termina con palabras "y ellos vivieron felices para siempre", eso no quiere decir que el amor no valiera la pena. Alguien puede amarnos en un año con tanta fuerza que nadie más nos amará en cincuenta años. Algunas personas pueden enseñarnos más cosas en un día que otras nos enseñarán en toda la vida.
Entonces, ¿por qué menospreciar a nuestros grandes amores ahora? ¿Y por qué buscamos desesperadamente otros "grandes amores" hoy, alguien que la sustituya, alguien que sea mejor?
Tal vez deberíamos estar agradecidos de haber conocido tal amor. Que podamos experimentarlo. ¡Algunas personas NUNCA conocen ni siquiera un gran amor en su vida!