Nuestras expectativas eran altas cuando nos sentamos por primera vez en el Mercedes de prueba, como corresponde a una marca premium. Nos convencimos de que el Clase B es un Mercedes "de verdad" desde el momento en que nos subimos al coche. El panel de instrumentos de alta calidad y ergonómicamente perfeccionado, donde nada se deja al azar, nos impresionó en muchos aspectos...
Nuestras expectativas eran altas cuando nos sentamos por primera vez en el Mercedes de prueba, como corresponde a una marca premium. Nos convencimos de que el Clase B es un Mercedes "de verdad" en cuanto nos subimos al coche. El panel de instrumentos de alta calidad y ergonómicamente perfeccionado, donde nada se deja al azar, nos recordó en muchos sentidos a "esas grandes" berlinas de Stuttgart, de donde provienen las bellezas con la estrella plateada de tres puntas. El coche resultó ser muy práctico gracias a su diseño de un solo espacio y podría fácilmente desempeñar un papel protagonista en el garaje de una familia joven. La cómoda y ligeramente más elevada posición del asiento al volante ofrece una buena visión general de lo que ocurre en la carretera; el motor diésel CDI de 80 kW ofrece suficiente par incluso en subida gracias a sus dos litros de cilindrada, y podríamos enumerar más. Nos impresionó especialmente la amplitud del maletero y el hecho de que, tras abatir el asiento trasero, se mantiene el suelo plano, que era doble en la versión de prueba. En ciudad, el asistente de aparcamiento activo (equipo opcional) resulta muy práctico, ya que busca un espacio de aparcamiento lo suficientemente amplio y, cuando lo encuentra, también nos ayuda midiendo la distancia a los obstáculos. También nos impresionó el exterior deportivo del coche, realzado por el paquete deportivo opcional.
