La vida a menudo nos pone a prueba más de lo que podemos imaginar. Llevamos en nuestro interior historias que ocultamos al mundo, cicatrices que no mostramos a nadie y dolores que a veces no sabemos cómo expresar con palabras. Pero no importa lo que hayas pasado o lo que todavía estés pasando, es importante saber una cosa: tu dolor no te define.
La vida es como un momento en el tiempo, que en su continuo fluir deja tras de sí recuerdos bellos y difíciles. Nuestros caminos se funden en un hilo interminable de experiencias, pero no debemos quedar atrapados en heridas del pasado que intentan frenarnos. La experiencia humana incluye dolor; lo enfrentamos por la forma en que respiramos, la forma en que pensamos, la forma en que nos movemos. Sin embargo el dolor no es permanente. Incluso cuando nos confunde y pone nuestro mundo patas arriba, ese no es su propósito final. No se queda con nosotros para siempre.
Angustias, soledad, amargura, fatiga: todos estos sentimientos son como nubes pasajeras. Aunque a veces parezca que todo lo que sabemos es nuestra única realidad, no permanecen para siempre. Con el tiempo, su corazón volverá a sentirse más ligero. Habrá nuevamente una sensación de certeza en tus pasos. Llegará un momento en que podrás Miró hacia arriba, respirando a pleno pulmón., con un poder completamente nuevo, con una sensación clara. Y entonces ya no recordarás primero todo lo que no tienes, sino que sentirás gratitud por todo lo que llevas dentro de ti.
Cuando estamos pasando por los momentos más difíciles, es normal que nos sintamos El dolor está escrito en la cara, en la forma de caminar., en cómo nos llevamos a nosotros mismos y a nuestras cargas. A veces las experiencias difíciles nos rodean tanto que olvidamos quiénes éramos antes. Es como si todos nuestros pensamientos y corazones se fundieran en un único vacío.
Permitimos que el dolor se convierta en nuestro disfraz: lo primero que notan los demás cuando nos miran. Pero si recordamos la esencia del dolor, podemos ver la verdad: el dolor no somos nosotros.
Piensa en cuántas veces te has levantado después de que la vida te derribó. ¿Cuántas veces has seguido adelante a pesar de que era difícil?
Cada cicatriz que llevas es un testimonio de tu coraje, tu tenacidad y tu terquedad. No te menosprecia, es una prueba de que puedes hacerlo. Todas tus pruebas son parte de tu viaje y te enseñan amor, resiliencia y compasión. Eres más de lo que te depara la vida, más que tus pruebas.
El dolor puede hacerte más fuerte
Puede convertirse en tu combustible, tu motivador silencioso que te ayude a buscar. significado en la vida, amor y felicidad. No importa cuán difícil sea tu viaje, recuerda siempre: el dolor es sólo un capítulo de tu libro. Tienes el poder de escribir muchos otros capítulos hermosos.
No somos solo momentos, cuando nos hemos perdido, no somos meros cuerpos que vagan sin rumbo. No somos casos perdidos. Nuestro valor no depende del peso de nuestros días duros ni de los errores que hayamos cometido.No somos nuestras caídas, no es nuestra culpa o días difíciles. Somos más que eso. Somos risa y alegría, somos abrazos. y el vínculo, la familia, la amistad, momentos en los que éramos verdaderamente felices. Somos humanos: imperfectos pero capaces de grandes cosas. Estamos formados por todos los pequeños momentos de nuestras vidas, todas las formas en que hemos aprendido, cambiado y construido nuestros mundos.
Nuestro valor radica en la forma en que nos levantamos después de cada caída, en cómo encontramos la fuerza para seguir adelante. Cómo aprendimos a amar, perdonar, comprender. El dolor es parte de la vida, a veces incluso es necesario enseñarnos, construirnos, ayudarnos a convertirnos en quienes somos. Pero no determina nuestro valor, no es con lo que debemos definirnos.
Perderemos nuestro rumbo, perderemos nuestro poder y nuestra brillantez, pero nunca nos perderemos por completo. Podemos ser heridos, pero no destruidos. Cambiamos, pero nunca nos volvemos irreconocibles. Vivimos tiempos difíciles, pero no los aceptamos como nuestra identidad.
A pesar de todos los dolores que atravesamos, nunca nos definirán.