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¿Qué tal soltar un poco las riendas? ¡Una receta para niños más felices!

Menos perfeccionismo, más despreocupación infantil

Foto de : Grok

¿Alguna vez ha sentido como padre que está demasiado involucrado en las calificaciones, los éxitos y los logros de su hijo? ¿Qué pasaría si nos permitiéramos tomar un respiro y decir: y qué? Menos presión sobre las cabecitas podría significar más felicidad para toda la familia.

El perfeccionismo como deporte familiar

Vivimos en una época en la que la perfección ya no es sólo una elección: se ha vuelto casi algo esperado. Padres Con la mejor de las intenciones, moldeamos a nuestros hijos en moldes de excelencia, desde exámenes escolares hasta partidos deportivos. Pero, ¿nos preguntamos alguna vez cómo se sienten cuando cargan con esta carga a diario?

Foto de : Grok

Empecemos por usted mismo: ¿Cuántas veces le ha preguntado a su hijo después de la escuela? "¿Qué nota obtuviste?" o "¿Qué calificación obtuvo tu amigo?" Son preguntas que inconscientemente miden el valor de nuestro hijo a través de los resultados, no a través de su personalidad o sus sentimientos. Los expertos advierten que este enfoque provoca estrés, ansiedad e incluso problemas físicos como dolores de cabeza o de estómago.

¿Qué significa decir "y qué"?

¿Qué tal simplemente relajarse y aceptar? filosofía "y qué"? ¿Su hijo obtuvo una A en lugar de una A? ¡Así que lo que! Eso no significa que sea menos inteligente o capaz. Es más importante mostrarle que los errores no son el fin del mundo, sino una oportunidad para aprender y crecer.

En lugar de las calificaciones, preferimos centrarnos en el bienestar del niño y las experiencias cotidianas. En lugar de la clásica pregunta sobre los logros escolares, pregunte: "¿Qué te hizo sonreír más hoy?" o "¿Qué aprendiste?" Estas preguntas le permiten al niño saber que su valor es más que un simple número en una hoja de papel.

Los niños no son proyectos.

Los niños no necesitan un padre "perfecto" que corrija cada uno de sus errores y complete cada tarea por ellos. Permítales descubrir sus propias fortalezas y debilidades. A veces un error es el mejor maestro. Pregúntese: "¿Es realmente necesario que corrija cada coma en mi tarea?" Probablemente no. Los niños necesitan espacio para crecer y aprender, no una supervisión constante.

Foto de : Grok

Relaja también tus nervios como padre

La perfección es una ilusión. Permítete soltar las riendas. La próxima vez que sienta la necesidad de comprobar cada detalle de la tarea o el desempeño de su hijo, deténgase y respire. Menos presión sobre usted significa menos presión sobre el bebé. Más que tu ambición, los niños necesitan la tuya apoyo, amor y un ambiente de aprendizaje seguro.

Brinde a los niños la oportunidad de cometer errores y triunfar, sin un perfeccionismo constante. Créame, ¡el alivio será mutuo!

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