Querida..., tengo algo que confesarte. Todos los días paso horas y horas pensando en ti, esperando tu llamada, tu mensaje, una señal de que soy importante para ti. Pero esta espera me está matando. Siento que siempre estoy al final de tu lista de prioridades. Sé que tienes mucho trabajo, responsabilidades y amigos, pero... ¿Y yo?
Me dije demasiadas veces que la próxima vez serás diferente, que lo demostrarás. más interés, más amor. Pero cada vez que no recibo una respuesta o reprogramas nuestra cita, me siento excluido y olvidado. Merezco más que eso, merezco ser escuchado y respetado.
Lo que más duele es cuando tengo que adaptarme a tus horarios, a tus deseos y necesidades. ¿Por qué nunca es al revés? ¿Por qué siempre soy yo el que espera mientras tú sigues adelante sin preocupaciones?
Decidí que finalmente tenía que dejar de hacer esto. Necesito establecer límites y empezar a valorar mi tiempo. Mi vida es demasiado preciosa como para desperdiciarla esperando que tú cambies. Ya no esperaré tu llamada, ya no pospondré mis planes para ti. Empezaré a vivir para mí y para las personas que realmente me valoran.
Créanme, no fue fácil para mí tomar esta decisión. Pero sé que lo es el único camino a seguir. Tal vez todavía te extrañe, tal vez todavía tenga la esperanza de que alguna vez te des cuenta de lo que tenías. Pero ahora sé que tengo que ponerme a mí primero.
Espero que lo entiendas y que algún día aprendas a apreciar a las personas que te aman. Cuidaré de mí y de mi felicidad durante este tiempo.
¡Por fin soy libre!