Hay series que siguen las reglas del género. Hay otras que intentan romperlas. Y luego está The Assassin (2025), una obra maestra televisiva excepcional que no rompe las reglas a la fuerza, sino que las desmantela con extraordinaria precisión, sofisticación estilística e impresionante inteligencia emocional. Pone en primer plano a un personaje que no solemos ver en pantalla: una mujer de mediana edad con un pasado de violencia, silencio y resistencia. Keeley Hawes, en el papel principal, demuestra que la televisión aún puede sorprender, cautivar y advertir al mismo tiempo.
El asesino Se construye como una tensa pero compleja red de relaciones, secretos y conflictos internos, ambientada en diversos entornos: desde una aldea griega donde el protagonista busca la paz, hasta las lúgubres prisiones de Libia y los estériles interiores de Londres donde se deciden los destinos. La serie intensifica la tensión con una dinámica narrativa excepcional y una precisión dramatúrgica, a la vez que revela el mundo interior de los personajes, que no son caricaturas, sino personas plásticas y multidimensionales, atrapadas en un mundo donde cualquier empatía suele ser un peligro.
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Un elegante thriller sobre una mujer cuyo propio pasado la convierte en un objetivo.
La serie se centra en Julie (Keeley Hawes), una exasesina profesional que, tras una década de silencio y aislamiento, se ha retirado a un pequeño pueblo griego donde intenta vivir una vida invisible. Su rutina diaria se ve interrumpida por la visita de su hijo adulto, Edward (Freddie Highmore), con quien mantiene una relación fría y distante, marcada por preguntas no expresadas sobre su pasado, especialmente sobre su padre, el origen del misterioso dinero y las razones por las que lo alejó durante tanto tiempo.
Cuando Julie recibe inesperadamente una nueva misión de su supuesto exsuperior, pronto se descubre que es un engaño. El hombre que la contactó no es quien dice ser, y justo antes de cometer el asesinato, Julie se da cuenta de que se ha convertido en un instrumento de un plan ajeno, y en el nuevo objetivo. Cuando, sin querer, salva a la mujer que debía matar, desencadena una avalancha de acontecimientos que la lleva a ella y a su hijo a una peligrosa huida. Julie debe reactivarse como agente, pero esta vez sin red, sin apoyo, y con la certeza de que hay más actores involucrados de los que inicialmente imaginó.
La historia se desarrolla en múltiples niveles: Kayla (Shalom Brune-Franklin), una joven multimillonaria que casi fue asesinada, su impulsivo hermano Ezra (Devon Terrell) y Aaron Cross (Alan Dale), un influyente jefe de una corporación minera con intereses globales, entran en escena. Mientras tanto, en una prisión libia, Jasper (David Dencik), un holandés con información que podría exponer una red global de corrupción, escribe su historia. Paralelamente, en Londres, la misteriosa Marie (Gina Gershon) abre un nuevo capítulo con una sorprendente revelación familiar que desestabiliza aún más a Edward y amplía el eje temático de la serie hacia la identidad, la herencia y las verdades ocultas.
El asesino Pasa de un thriller condensado a una narrativa multidimensional de traiciones, desavenencias familiares y sistemas de poder que operan en segundo plano. La atención se centra en Julie, la protagonista, quien debe reconciliarse con su pasado, proteger a su hijo y aprender a sobrevivir en un mundo que siempre va un paso por delante de ella.
Dirección sofisticada, actuación excepcional, narrativa de múltiples capas.
Lo cual El asesino Lo que la distingue de los thrillers comunes es su sentido del tono y el ritmo. La dirección no recurre al sensacionalismo, sino que confía en el silencio, los matices y los matices, que los actores dominan con una precisión excepcional. Keeley Hawes está excepcional como Julie: fría y reservada en apariencia, pero con cada gesto que abre la puerta a una psique profundamente traumatizada pero aún lúcida. Highmore es su contrapunto ideal: vulnerable pero rebelde, a menudo cínica, pero nunca completamente desesperanzada.
La serie es visualmente sofisticada: desde cálidos tonos soleados griegos hasta escenas nocturnas frías y casi estériles en ciudades y prisiones. El fondo musical es sutil, nunca intrusivo, pero siempre en función del ritmo y la tensión psicológica.
¿Pero qué? El asesino Lo que realmente la hace digna de ver es su reflexión sobre el papel de la mujer en un mundo donde el poder todavía se define como agresión y el envejecimiento como borrado. Julie es una protagonista que no busca perdón, sino comprensión, y en este contexto, la serie abre espacio para una lectura feminista sin caer en la declaración ni en el panfleto.
Conclusión: la televisión al más alto nivel
El asesino (2025) Es una de las pocas series de los últimos años que combina perfección estilística, eficiencia de género y ambición narrativa. No subestima al espectador, sino que lo guía a través de capas de realidad que son a la vez políticas, personales y existenciales. En seis episodios, construye un mundo brutal, emocionalmente complejo y dramatúrgicamente construido con precisión quirúrgica.
Esta es una televisión que no le teme al silencio. No necesita explosiones constantes para generar tensión. Y cuando impacta, impacta con fuerza.
Calificación: 5/5
Para los espectadores que aprecian un thriller psicológico con significado, actuaciones excepcionales y una dirección elegante que reconoce que una protagonista femenina puede ser al mismo tiempo tierna, mortal y absolutamente inolvidable.