La mayoría de las personas encuentran que corregir errores gramaticales y angustiarse por posibles errores ortográficos es extremadamente desagradable y, a menudo, grosero. E incluso los científicos han demostrado que las personas que corrigen los errores gramaticales de los demás son menos agradables.
Recientemente, los investigadores también han confirmado el hecho bien conocido de que las personas que interfieren en la expresión de los demás se sienten un poco incómodas. En un estudio publicado en la revista Más uno, los participantes debían leer un correo electrónico con gramática y errores tipográficos. Posteriormente, respondieron el cuestionario con el que califica al autor de este mensaje, luego lo resolvieron cuestionario de personalidad y dieron los suyos datos demográficos.
El cuestionario de personalidad midió cinco rasgos de personalidad: extroversión, amabilidad, apertura, neuroticismo y escrupulosidad. Los investigadores encontraron que más gente extrovertida pasan por alto más errores como introvertido; más concienzudo los individuos eran más sensibles a errores de escritura; menos aceptable personas -es decir, aquellos para quienes las normas sociales y ser popular no son tan importantes- eran muy sensible a los errores gramaticales.
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