La albahaca es una hierba indispensable en la cocina, que muchos de nosotros amamos por su sabor fresco y su uso versátil. Sin embargo, a menudo sucede que después de la compra, la albahaca pierde rápidamente su vitalidad y ya no le brotan hojas nuevas.
A continuación se ofrecen algunos consejos clave sobre cómo cosechar y cuidar adecuadamente la albahaca para mantener su planta sana y exuberante durante todo el año.
Cosecha adecuada de albahaca.
Comencemos con la cosecha, ya que es crucial para el crecimiento continuo de la planta. El mejor momento para cosechar las hojas de albahaca es por la mañana, cuando están más jugosas. Al cosechar las hojas, es importante arrancarlas correctamente: las hojas individuales se arrancan justo en la base, donde se unen con el tallo, para que la planta se mantenga plena y saludable. Sin embargo, si necesitas una cantidad mayor de albahaca, puedes cortar los tallos enteros, pero asegúrate de cortar no más de un tercio de la planta, lo que estimulará el crecimiento de nuevas hojas y ramas.
Cuidado de la albahaca
A la albahaca le encanta el sol, así que plántala en un lugar donde reciba al menos de 6 a 8 horas de luz solar directa al día. La planta necesita una humedad constante, pero tenga cuidado de no dejarla reposar en agua, ya que esto puede provocar que las raíces se pudran. Riégala temprano en la mañana o en la noche y siempre vierte agua directamente sobre la zona de la raíz.
Fertilización
Debido a sus altas necesidades nutricionales, la albahaca agradecerá recibir nutrientes adicionales en el verano. Los fertilizantes líquidos orgánicos mezclados con agua de riego cada dos semanas son una opción ideal para mantener un crecimiento exuberante.
Prevención de la floración
La albahaca en flor puede reducir la calidad de sus hojas. Para evitarlo, retire periódicamente los botones florales tan pronto como aparezcan. Esto estimulará el crecimiento de nuevas hojas y preservará el intenso aroma de la planta.
Almacenamiento de excedentes
Si tienes más albahaca de la que necesitas, hay varias formas de conservarla. Puedes congelar hojas frescas colocándolas en una bolsa o recipiente para congelador y conservarlas hasta por seis meses. Otra opción es secar la albahaca. Corta las hojas y átalas en manojos, luego cuélgalas en un lugar oscuro y bien ventilado para que se sequen. Guarde las hojas secas en frascos herméticos a temperatura ambiente.
Con una cosecha regular y correcta, un cuidado constante y prevención de la floración, podrás mantener la albahaca sana y exuberante durante todo el año. Con estos sencillos consejos tu albahaca estará siempre tan fresca y lista para usar en la cocina como si acabara de comprarla.