Todos hemos estado en una situación en la que nuestra pareja nos hace enojar y decimos algo de lo que inmediatamente nos arrepentimos. Pero la clave para una relación feliz no reside sólo en evitar los conflictos, sino en la forma en que los afrontamos. La frase “Nunca lavas los platos” puede parecer inocente, pero esconde un veneno que puede destruir poco a poco una relación amorosa.
En las asociaciones largas, la tensión es inevitable. Sin embargo, hay ciertas frases que las parejas exitosas nunca usan porque pueden provocar una discusión instantáneamente. Frases como "Nunca..." y "Tú siempre..." son dos desencadenantes comunes que automáticamente ponen a tu pareja a la defensiva. En estas frases se esconden generalizaciones y acusaciones, lo que crea la impresión de que la pareja siempre hace mal, lo que rara vez es cierto. Los psicólogos advierten que estas frases son una forma de desprecio, que puede provocar alienación y ruptura de la relación.
Al comunicarse con una pareja, determinadas frases pueden causar más daño que bien. Aquí hay tres ejemplos comunes que es mejor omitir:
"Nunca..."
Cuando empezamos una frase con esto estamos generalizando como si la pareja nunca hiciera una determinada cosa. Esto crea una sensación de ataque e injusticia. En cambio, preferimos expresar nuestros sentimientos: "Siento que no tuviste tiempo esta semana para..."
"Tú siempre..."
Esta frase es acusatoria y pone a la pareja a la defensiva. Es mejor utilizar afirmaciones en primera persona, como por ejemplo: "Me siento abandonado cuando esto sucede".
"Si realmente me amaras, harías..."
Esta frase implica manipulación y condiciona el amor a determinadas acciones. En su lugar, se recomienda expresar abiertamente sus deseos, por ejemplo: "Realmente me gustaría que hicieras esto por mí".
En cambio, se recomienda concentrarse en expresar sus propias emociones. En lugar de "Siempre me ignoras", prueba "Siento que no me escuchan en este momento". Esto evita culpas y abre la puerta a una conversación honesta sobre sentimientos y problemas. Es importante no insistir en el pasado durante una discusión, sino permanecer en el momento.
La capacidad de autorregularse antes de pronunciar palabras afectivas es clave. Las parejas más exitosas son aquellas que saben calmarse y pensar antes de reaccionar. Así, crean un espacio de comunicación respetuosa, donde ambos socios se turnan para expresar sus sentimientos sin atacarse mutuamente.