El perejil, nuestro héroe verde de todos los días, finalmente merece un tratamiento VIP: ¡no se marchitará después de tres días!
¿Alguna vez has comprado con entusiasmo un manojo de perejil fresco, lo has guardado ceremoniosamente en el frigorífico... y tres días después lo has enterrado tristemente entre los restos vegetales? No te preocupes: hay una solución y es bastante sencilla. ¡Este truco mantendrá tu perejil fresco hasta por un mes! Sí, has leído bien: un mes. Y no, no necesitas un refrigerador mágico, sólo un poco de ingenio (y bicarbonato de sodio).
1. Refrigeración – o cómo tu perejil se convierte en un invitado VIP en el refrigerador
Primero, consiéntelo con un tratamiento de spa: remoje el perejil durante unos minutos en una solución de agua y bicarbonato de sodio (para deshacerse de los “residentes” invisibles que vinieron con él de la tienda o el jardín). Luego lo enjuagamos y lo secamos bien: ¡no estamos haciendo una ensalada, estamos preparando una frescura duradera!
Coloque una toalla de papel en el frasco (un mini aire acondicionado, por así decirlo), luego agregue perejil picado. Cubrir con una tapa y refrigerar. ¡Listo! ¡Tu bomba de hierbas verdes se mantendrá fresca y lista para la acción durante semanas!
2. Congelación: cuando quieres frescura, incluso en pleno invierno.
Si sabías de antemano que el perejil tendrá que esperar su gloria en alguna sopa de invierno, lávalo, sécalo, pícalo y colócalo en bolsas o recipientes para el congelador. Para rematar, también puedes utilizar cubiteras: cada cubito tiene su propia dosis de hierbas (y quién sabe, quizá incluso un gin tonic algún día).
3. Secado: para los amantes de las soluciones herbales clásicas
Si eres más de la vieja escuela o tienes un poco de abuela culinaria en ti, también puedes secar el perejil. Extiéndelo en un área limpia, seca y bien ventilada (léase: no un baño húmedo), espera hasta que se seque por completo y luego guárdalo en un recipiente hermético. No es exactamente "recién traído del huerto", pero es más que suficiente para sopas y salsas.
4. Marinar: cuando las hierbas se unen al aceite de oliva
Para quienes quieran añadir un toque de elegancia mediterránea a su cocina diaria: picar el perejil, ponerlo en un tarro y verterle encima un buen aceite de oliva (no el de siempre). De esta manera obtendrás un aceite aromático y una hierba al mismo tiempo: el dúo perfecto para pastas, risottos o cenas improvisadas "desde cero".
¿Conclusión? ¡El perejil no es sólo una guarnición!
Con algunos trucos podrás sacarle más partido al perejil que sólo el último detalle de tu plato. Conviértalo en un miembro permanente de su equipo de cocina y nunca más terminará como una triste y verdosa basura.