Una de las razones más comunes de las disputas en las relaciones es que uno de los socios no está de acuerdo con las acciones del otro, mientras que el otro no quiere su comportamiento a pesar de las promesas. no puede cambiar. Por supuesto, depende de la situación qué tan justificadas sean las expectativas de la primera persona, pero según los expertos, la conclusión suele ser la misma: los dos socios se dan cuenta de que no podrán cambiarse mutuamente si ellos mismos no están preparados para ello. .