mansión cueva

La mansión cueva frente a la Cueva de Postojna, donde los emperadores Francisco José e Isabel se alojaron hace 140 años y donde los carreteros eran huéspedes habituales, aún hoy nos transporta a aquellos tiempos, con un festín imperial, carretero o medieval. El ambiente del salón, con techos altos, una mesa larga, platos de madera, empleados temáticos y comida elaborada según recetas de la época, es una auténtica experiencia. En el festín medieval, podemos probar masa de levadura con verduras rellenas, ciervo en abrazo de conejo, manzanas asadas rellenas, sopa de puerros y muchas hierbas. En aquella época no había postres, sino frutos secos. La base del festín carretero es una buena sopa, un guiso y un gulash de diversas maneras. También podemos probar asados, štruklji, žganci y postres con canela y miel. En el festín imperial, nos deleitamos con patatas con caviar, rollo de pescado con rana marina, lubina, gambas y salmón, y rollos del emperador con col. Los platos de la emperatriz incluyen mousse de chocolate, masa quebrada y pastel de chocolate. Si nos detenemos a comer en Jamski dvorec, ofrecen platos nacionales eslovenos en una versión moderna, con énfasis en la cocina kárstica del interior. Para el aperitivo, al que llaman brisa fría, preparan prosciutto casero con requesón de hierbas o una sorpresa vegetal. El viento bora del mar trae a la mesa bleke con champiñones, risotto con calamares y achicoria, y berenjenas gratinadas con polenta y albahaca. Entre los platos de todos los vientos, destacan el medallón de potro en su propia salsa, el filete de cerdo con ciruelas y el filete de pollo en salsa gorgonzola con pimienta. Y finalmente, como un cálido mistral, nuestro paladar se deleita con uno de los postres caseros, como la tarta de manzana Brkini, la rebanada de castañas o el pastel de chocolate según la receta de la reina Sisi.