Cuando un chino escribe un código y un estadounidense hace una presentación en PowerPoint sobre cómo lo prohibirá, sabemos que la Guerra Fría ha entrado en la fase de IA. Y que todos tenemos –perdón por la expresión– un grave problema. Inteligencia artificial y la nueva guerra fría: ¡y por qué pronto todos seremos solo mascotas en una simulación!
Hubo un tiempo en que el mundo estaba gobernado por el dólar. Hoy en día está impulsado por un algoritmo: inteligencia artificial. Quien tiene acceso al modelo más inteligente ya no gana el juego del capitalismo: se convierte en una nueva forma de dios. Pero tenga cuidado: esto ya no es así. dios, lo cual requiere fe. Este es el dios que te otorga UBI, una simulación de la carrera de tus sueños y Sustituto de vida en realidad virtual. Tu vida.
Y mientras Occidente se ocupa de regular la inteligencia artificial de una manera que sería como intentar prohibir la gravedad por decreto, Porcelana tarareando silenciosamente. No en herramientas, sino en la base de la realidad futura: en datos, en chips cuánticos, en AI como autoridad estatal.
Occidente confundido y la amnesia sistémica
Actualmente existe una especie de ilusión colectiva en Estados Unidos de que los aranceles y las prohibiciones pueden frenar el crecimiento del dragón digital. A La IA no conoce límites. Con cada nueva prohibición de chips de Nvidia, no están perjudicando a los chinos, sino obligándolos a hacer lo suyo. Y lo hacen. Quizás no ayer, pero seguramente mañana.
Estados Unidos fue una vez un imperio de productividad. Hoy es el imperio de PowerPoint. Intenta demostrar constantemente que sigue siendo el amo del mundo, pero en realidad solo es el principal publicista de su antiguo éxito.
Por qué la velocidad es la única moneda verdadera
Como él dijo Mo GawdatSegún el exdirector de Google X, el poder de la IA se duplica cada 5,7 meses. No años – meses. Esto significa que en 2025 habremos superado con creces el punto en el que una persona sin inteligencia artificial ya no podrá participar en una conversación moderna sobre el futuro. Hasta el año 2000 no era posible que un herrero participara en una discusión sobre mecánica cuántica.
Hoy, cada uno de nosotros tiene una elección: ¿estás Aquél, que se despierta por la mañana y se pone su exoesqueleto de coeficiente intelectual digital, o se convierte en un usuario de una simulación en la que la vida cotidiana se le sirve en forma de comida digital, significado artificial y, muy a menudo, ansiedad muy real.
Guerra Fría 2.0: La inteligencia artificial como la bomba atómica del siglo XXI
Sí, La IA es la nueva bomba atómica. Sólo que no destruye ciudades sino profesiones. No provoca radiactividad sino pérdida de identidad. Y el mayor peligro no es que la IA nos destruya. No. El mayor peligro es que nos transforme en algo que ya no sea puramente humano.
Los abogados trabajarán con IA. Los programadores serán el programa que escribirá la IA. Los médicos serán asesores de una IA que diagnosticará mejor que todos los demás juntos. ¿Y los periodistas? Bueno, si no lo haces Jan Macarol o su gemelo de inteligencia artificial: solo serás un lector, si es que lees algo.
¿Qué puede salvarnos?
Poco. Pero algo no importa.
Necesitamos un nuevo tipo de coraje. El coraje de admitir que nos quedamos dormidos. Que estamos siendo superados por aquellos que no gritan, sino que construyen. Y, sobre todo, necesitamos ser conscientes de que el futuro ya está aquí, sólo que distribuido de forma muy desigual.
Necesitamos un acuerdo. Entre países. Entre la gente. Entre generaciones. Un acuerdo según el cual ya no competiremos para ver quién tendrá la IA que mate más rápido, sino quién será el primero en desarrollar una IA que ayude a los humanos a sobrevivir como humanos.
Porque si no se llega a este acuerdo, nos enfrentaremos a una guerra fría sin ganadores.