Cambiar la hora tan solo una hora no parece demasiado drástico a primera vista, pero cambiar el horario de invierno y verano puede traer muchos inconvenientes. El reloj biológico, que se rige principalmente por la luz del día y la oscuridad, difícilmente puede tolerar cambios tan repentinos. Para muchos, esto significa un comienzo estresante, ya que necesitan días para adaptarse al nuevo ritmo. ¿Por qué el cambio de hora puede suponer un shock para el organismo y cómo afecta a nuestra salud?
Cambiar el reloj puede significar solo una hora extra de sueño en otoño o un día más largo en primavera, pero el cuerpo lo experimenta de manera completamente diferente. Nuestros relojes biológicos funcionan a un ritmo estricto regulado por la luz del día y los cambios repentinos en el cuerpo desencadenan un verdadero caos. Desde alteraciones del sueño y un aumento de problemas cardíacos hasta problemas de concentración y depresión estacional, se ha demostrado que el impacto del cambio de hora en la salud y el bienestar es multifacético. Muchos expertos advierten que esta práctica trae más daño que bien, y al mismo tiempo, la UE lleva varios años negociando para dejar de adelantar el reloj, pero sin éxito. Entonces, ¿por qué un cambio de hora puede suponer un impacto tan grande para el cuerpo y cómo se pueden mitigar sus efectos negativos?
Trastorno del biorritmo y del ritmo circadiano
El cuerpo humano sigue de forma natural un ritmo circadiano que está sincronizado con la luz del día, por lo que cualquier cambio, como el cambio de reloj, le resulta incómodo. Según las investigaciones, las personas suelen tener problemas para dormir debido a los cambios de horario, ya que el reloj biológico interno tarda unos días en adaptarse al nuevo horario. Los trastornos del sueño pueden provocar fatiga crónica, peor concentración e incluso un mayor riesgo de sufrir accidentes de tráfico o laborales.
Mayores riesgos cardíacos y de salud mental
Las investigaciones muestran que cambiar el reloj tiene un efecto negativo en el sistema cardiovascular. Algunos estudios han demostrado un aumento de los ataques cardíacos de aproximadamente 25 % en los primeros días después del cambio al horario de verano. Al mismo tiempo, aumenta el riesgo de depresión, especialmente en otoño, cuando los días son más cortos y falta luz. Es esta falta de luz la que se asocia con el llamado trastorno afectivo estacional, que las personas experimentan en forma de cambios de humor, falta de energía y aumento de los antojos de comida chatarra.
Más accidentes y menos productividad
En particular, el cambio de hora en primavera, que nos priva de una hora de sueño, se asocia a un aumento de errores y accidentes, tanto en el trabajo como en la vida cotidiana. Según la investigación, el número de accidentes de tráfico es significativamente mayor después del cambio de horario de primavera y también hay más errores en el entorno laboral, lo que se atribuye al cansancio y a la falta de concentración de los empleados.
Peores hábitos alimentarios e impacto en el peso corporal
Según algunas investigaciones, las personas comen bocadillos poco saludables con más frecuencia después del cambio de hora, lo que se manifiesta especialmente en los días con mal tiempo o menos luz. Así, el turno de primavera no sólo afecta al sueño, sino que también debilita el autocontrol a la hora de comer, lo que conduce a una mayor ingesta de calorías y puede provocar un aumento de peso a largo plazo.
El reloj de la UE corre: ¿nos detendremos algún día?
Durante años, la Unión Europea ha estado debatiendo si se debe poner fin al cambio de hora, ya que los expertos en sueño creen que el horario invernal permanente estaría más en consonancia con los ritmos biológicos humanos y tendría efectos positivos para la salud. Mientras que algunos países prefieren el horario de invierno, otros prefieren mantener el horario de verano, principalmente por el turismo y la luz del atardecer, lo que tiene un efecto positivo en el estado de ánimo.
¿Cómo pasar el turno del reloj más fácilmente?
Si bien eliminar la desviación del reloj aún no es una realidad, algunas medidas simples pueden ayudar a mitigar los efectos del cambio. Se recomienda ir ajustando progresivamente la hora de acostarse unos días antes del cambio de hora. También es beneficioso pasar el mayor tiempo posible a la luz del día y evitar los dispositivos electrónicos antes de acostarse. De esta forma, podemos ayudar al cuerpo a adaptarse al nuevo reloj lo antes posible.
Conclusión
El movimiento del reloj todavía plantea más preguntas que respuestas y, sobre todo, tiene un efecto negativo en la salud y el bienestar de muchas personas. Teniendo en cuenta los efectos sobre la salud que los expertos estudian cada vez más, la pregunta es si el tiempo permanente sería una mejor solución para todos. Hasta entonces, asegúrese de superar el cambio de horario lo más fácilmente posible ajustando su rutina diaria y cuidando especialmente su sueño.