¿Qué sucede cuando el enamoramiento y las intensas emociones que nos abrumaban al inicio de una relación se van secando poco a poco? ¿Es esto una señal de que el amor está desapareciendo lentamente o es simplemente una transición natural en una relación? ¿Será que nos hemos enamorado de una ilusión que ahora se está disipando?
Cómo entender esta fase en la que las emociones se vuelven menos violentas y cómo afecta a nuestra relación cuando Enamorarse ¿va? A medida que los sentimientos se desvanecen gradualmente, surge la pregunta: ¿se ha extinguido el amor o nunca existió en primer lugar?
Enamorarse trae una ola de euforia, de intensidad y excitación que nos abruma temporalmente. Pero como todo en la vida, este sentimiento no puede durar para siempre. Cuando empieza a desaparecer, nos sentimos tristes. La energía que nos impulsó está menguando y la sensación de que el amor puede estar desvaneciéndose se hace más fuerte. Nos encontramos así en un momento de soledad, helados por una realidad que ya no es tan atractiva.
Pero la realidad no siempre es fría y oscura. Simplemente es lo que es. Si nos rendimos a las ilusiones y nos calentamos con ellas, tendremos que afrontar el hecho de que tarde o temprano las ilusiones desaparecerán.
¿Por qué? Porque las emociones no son amor. Ni siquiera son una parte esencial del mismo. Estos sentimientos están más relacionados con el enamoramiento, que eventualmente pasa. Por lo tanto, calmar estos sentimientos también es, en cierto sentido, curativo. Aunque esta experiencia puede ser desagradable y desalentadora, tiene un propósito.
Entonces, ¿enamorarse significa el fin del amor?
A medida que los sentimientos se desvanecen lentamente, podemos encontrarnos en un estado de inseguridad. La apatía y la desesperación aparecen. Empezamos a sentir menos ganas de invertir en la relación, las dudas sobre el futuro juntos se vuelven cada vez más habituales.
Nos preguntamos si podríamos cometí un error, si las emociones que invertimos estaban equivocadas. Nos cansamos del esfuerzo que requiere una relación y, al mismo tiempo, nos volvemos cínicos acerca de lo que nos depara el futuro. También es una clara señal de que las emociones están retrocediendo y es hora de afrontar la realidad.
Reducir las emociones conduce a una peor comunicación
Los intercambios entre socios se vuelven rutinarios y pierden profundidad. Poco a poco, empezamos a huir de conversaciones profundas y a socializar menos. Sentimos descontento, pero no podemos precisar la causa. En lugar de hablar de nuestros sentimientos con nuestra pareja, nos los guardamos para nosotros mismos. Esta retirada gradual puede generar frustración y resentimiento.
La distancia emocional también puede manifestarse en la distancia física.
Cuando nos distanciamos emocionalmente, también puede reflejarse físicamente. El sexo se vuelve menos frecuente, el afecto disminuye. La distancia física es una clara señal de calmar las emociones.
Nos esforzamos más (o lo abandonamos)
Los conflictos pueden surgir como un intento de resolver problemas, pero al mismo tiempo pueden escalar debido a la tensión, la crítica y la negatividad constantes. Reducir las emociones a menudo conduce a este último tipo de conflictos, que no traen soluciones constructivas. A veces simplemente dejemos de invertir energía en disputas. Esto se debe a un menor interés y a la creencia de que ya no tenemos la energía para resolver problemas. Cuando los conflictos se vuelven más presentes que el sentido de conexión, y cuando incluso cesan, muestra claramente que nos hemos distanciado. Esta es una señal de que ha llegado el momento de tomarse la situación en serio.
Calmar las emociones y el deseo de libertad.
Empezamos a pensar en cómo sería estar solos y empezamos a mirar a otras personas como socios potenciales. Esta es una respuesta completamente natural cuando buscamos nuevas posibilidades. Esto no significa necesariamente el fin de la relación actual, pero expresa nuestro deseo de explorar nuevos caminos.
Nuestra pareja nos pone cada vez más de los nervios
Aquellas cualidades que antes nos atraían o no nos molestaban, ahora se vuelven irritantes. Esto se puede mostrar en la forma de caminar, reír, comer u otros hábitos. A menudo esto es el resultado de una insatisfacción no expresada, una falta de cercanía emocional y una mayor distancia.
¿Calmar las emociones significa el fin de una relación?
Cuando notamos que los sentimientos se desvanecen gradualmente, es importante comprender que se trata de un proceso natural después de un período de enamoramiento. No hay necesidad de culpar a nadie, ni a ti mismo ni a tu pareja. Este estado puede llevarnos a plantearnos el fin de la relación, ya que esta calma puede incitar a pensar seriamente.
Sin embargo, esto no significa necesariamente el fin de todo. Necesitamos evaluar nuestra compatibilidad, valores y objetivos mutuos en un sentido a largo plazo. Esto nos guiará sobre si vale la pena luchar por la relación y si es posible formar una relación sólida y amorosa a partir de esta pausa.