Cuando lo bueno se vuelve molesto.
A la gente le gustan las cualidades positivas, o al menos creemos que las tenemos. Amabilidad, honestidad, organización, confianza en uno mismo. ...todo esto suena maravilloso hasta que te encuentras en una habitación con alguien que no puede desactivar estos rasgos.
Puede sonar extraño, pero algunas cualidades “hermosas” también pueden ser fuente de frustración. Sí, optimismo Es genial, pero la gente feliz siempre es desconfiada. La honestidad es maravillosa, pero algunas personas la usan como excusa para ser groseras. ¿Y la confianza en uno mismo? Bueno, en ciertos casos, esto se convierte rápidamente en egocentrismo.
Bueno, veamos, cuyas cualidades pueden ser a la vez la mayor ventaja y la peor aflicción.
1. Buena voluntad forzada
Lo sabemos, la energía positiva es contagiosa. ¿Pero sabes qué es aún más contagioso? El deseo de escapar cuando te encuentras cerca de una persona que sonríe demasiado todo el tiempo.
Cuando alguien necesariamente encuentra algo maravilloso en cada situación, incluso cuando no es apropiado, comienza a parecer forzado, poco auténtico, incluso un poco aterrador. Si el gato de un vecino muere y alguien dice inmediatamente: "Bueno, al menos ahora estará en el paraíso de los gatos", eso no es ningún consuelo. Esto es ignorar la realidad.
A la gente no le gustan las sonrisas falsas. Si la situación es mala, déjala ser mala.
2. Honestidad con esteroides
La honestidad es genial. Pero la sinceridad sin sentimiento es sólo otro nombre para la grosería.
A nadie le gustan las mentiras, pero a veces son... mentira piadosa Mejor que la verdad. Si alguien pregunta: “¿Crees que he ganado peso?”, la respuesta es: “¡Sí, definitivamente!”. Técnicamente honesto, pero también innecesario.
La gente no quiere oír todo lo que piensas. Especialmente no de una manera que duela más que un puñetazo en la nariz. La honestidad sólo es útil cuando va acompañada de un poco de empatía y sentido común.
3. Organización excesiva
Una característica agradable hasta que se convierte en un régimen militar. ¿Estás deseando disfrutar de un viaje relajado con amigos? Algunos no lo permiten. Tienen que planificar todo hasta el segundo.
¿Espontaneidad? "Esto no existe". A las 10:02 nos reunimos frente a la entrada. Estaremos en el coche a las 10:07. Durante el recorrido (que durará exactamente 32 minutos), tenemos 8 minutos programados para conversar. Llegamos a nuestro destino a las 10:39 y tenemos 6 minutos para respirar”.
Todo va bien hasta que la vida empieza a convertirse en una hoja de cálculo de Excel. A la gente no le gusta la sensación de que todo está en un molde que no les permite un solo momento de espontaneidad.
4. Felicitaciones constantes
Es agradable escuchar elogios. Pero si alguien da cumplidos constantemente, comienza a actuar de manera sospechosa. Cuando alguien elogia cada pequeña cosa: "¡Guau, abriste magistralmente esa botella de agua!" – Uno tiene la sensación de que alguien se está burlando de ellos o está intentando sobornarlos.
El elogio sincero es valioso. Pero demasiados elogios a la vez tienen el mismo efecto que una gran canción que has escuchado un millón de veces: se vuelve molesto.
5. Optimismo constante
"¡Todo estará genial!" No, no lo hará. A veces las cosas simplemente no están bien y las personas no necesitan que alguien intente imponerles cosas. A veces una persona simplemente quiere estar enojada, triste o frustrada sin que alguien la convenza de que "todo estará bien".
A nadie le gusta sentir que sus sentimientos no son importantes o incluso que son erróneos. A veces es mejor decir: "Sí, esto realmente apesta".
6. Lógica fría en el momento equivocado
Si alguien está llorando, no necesita un análisis matemático de sus problemas.
La gente no siempre quiere una solución. A veces sólo quieren que alguien los escuche. Si alguien te dice que está teniendo un mal día, lo último que necesita es un sermón sobre cómo los problemas son relativos y cómo debería simplemente optimizar su comportamiento.
¿Lógica fría sin inteligencia emocional? Esto no es de ayuda. Este es un robot con forma humana.
7. Sociabilidad excesiva
La gente sociable es genial, pero no todos los eventos pueden ser una fiesta abierta. Cuando alguien invita a cualquier conocido al azar a una reunión que se supone es más personal, la dinámica se altera.
A veces la gente quiere estar en compañía sólo de ciertas personas, sin tener que preocuparse por extraños que de repente aparecen en su círculo.
8. El ego disfrazado de confianza en uno mismo
La confianza en uno mismo atrae. Pero si se convierte en arrogancia, desaparece más rápido que un mal perfume. Cuando alguien sólo habla de sus logros, de cómo siempre es el mejor, de cómo lo sabe todo y de cómo todo gira a su alrededor, la gente empieza a preguntarse si es capaz de escuchar a alguien más.
La verdadera confianza no necesita pruebas constantes.
9. La compasión sin ayuda es vacía
Ayudar a los demás es agradable. Pero si alguien se queja constantemente de los problemas de los demás sin realmente ayudarlos, parece condescendiente.
La gente no quiere ser tratada como objeto de compasión. A veces es mejor preguntar qué puedes hacer en lugar de decirles cuánto lo sientes por ellos.
Cada una de estas características puede ser positiva. Pero en un contexto inadecuado o en una medida excesiva, rápidamente resulta cansador. Así que, si te reconoces en alguno de estos puntos... tal vez sea momento de soltar el acelerador y dejar que la gente respire.