La belleza del amor es que muestras al otro tu corazón, tu vulnerabilidad, tus miedos, tu locura. El amor puede ser un carrusel loco. El amor es hermoso si conoces su magia. Pero también puede ser doloroso, a veces incluso aterrador.
Cuando le das a alguien un pedazo de tu corazón, comprendes perfectamente que no siempre pueden garantizar momentos felices y una navegación tranquila.
Eres consciente de que habrá días o momentos en los que tu pareja te causará dolor, aunque sea sin querer.
Sin embargo, muéstrale tu vulnerabilidad, porque sabes que tampoco para él es más fácil, porque están entrando juntos al mundo, rodeados de las mismas condiciones: tu amor.
En cierto sentido, el buen amor es aquel que permite que ambas personas se cuiden y se amen independientemente de sus altibajos o defectos. A través de esta aceptación sincera, te enamoras. Y en ese momento te das cuenta de lo terrible que será si tu pareja alguna vez se va.
Tal vez por una pelea. Palabras duras que quizás no quisiste decir, pero fueron dichas y causaron tristeza en su corazón. Se quedó en silencio y quería su espacio. Entras en pánico porque tienes miedo de que no regrese.
No te sientas mal si desarrollas una sensación de miedo de que no se quedará el tiempo suficiente para construir el resto de tu vida con él. Esto refleja cuánto te preocupas por él y lo que significa para ti.
El amor te anima a abrirte y aceptar tu vulnerabilidad y la vulnerabilidad de él sin dudar. Pueden ser fuertes y débiles al mismo tiempo y eso no tiene nada de malo. Te enamoraste de él en un instante. Él es el amor de tu vida y no hay nada de malo en tener miedo. Confiárselos a él.