¿Quién de nosotros no ha escuchado comentarios como “mamá corta” o “igual que papá”? Aunque muchos de nosotros intentamos formar nuestra propia identidad y salir de la sombra de nuestros padres, en determinados momentos percibimos sus gestos, voces o hábitos, que de alguna manera llevamos con nosotros. Pero lo que realmente influye en que seamos como ellos: ¿son nuestros genes, el entorno en el que crecemos o simplemente los patrones que interiorizamos a lo largo de los años? ¿Nos volvemos como nuestros padres con el paso de los años?
¿Nos volvemos como nuestros padres con el paso de los años? La herencia genética nos proporciona tanto características físicas como muchos rasgos de personalidad. Las investigaciones realizadas en psicología y genética muestran que los genes influyen en la personalidad e incluso en los patrones de comportamiento. dr. Robert Plomin, un genetista destacado en la investigación sobre la influencia de la genética en el comportamiento, señala que los genes pueden explicar alrededor de 50 diferencias % en las personalidades de las personas. Plomin cree que la genética juega un papel muy importante en la formación de nuestra personalidad, lo que también se manifiesta en el parecido con nuestros padres.
Pero la genética no lo es todo. Incluso si ciertos rasgos de la personalidad son "heredados", su expresión está fuertemente determinada por nuestras experiencias de vida, especialmente en la infancia. El renombrado psicólogo Jay Belsky señala que la influencia de la herencia no es del todo sólida; el entorno en el que se desarrolla el niño puede suavizar o fortalecer las influencias hereditarias.
Entorno familiar: primeros pasos hacia la personalidad
Crecer en un entorno familiar, donde estamos constantemente expuestos a los hábitos, valores y reacciones de nuestros padres, nos moldea fuertemente. Los niños imitan a sus padres y adoptan de ellos patrones de conducta. Los padres son las primeras personas que nos brindan apoyo emocional y estructura, por lo que sus reacciones, forma de comunicarse e incluso patrones de resolución de problemas se convierten en nuestros "modelos" del mundo.
Una investigación realizada por la Universidad de Michigan encontró que los niños que crecen en un ambiente más autoritario tienden a adoptar los mismos patrones más adelante en la vida, tanto positivos como negativos. Por ejemplo, si los padres tienen conflictos o problemas con la expresión emocional, es más probable que los niños interioricen estos patrones y los lleven a sus propias vidas. ¿Nos volvemos como nuestros padres con el paso de los años?
Mecanismos psicológicos: ¿Por qué imitamos?
Uno de los principales factores psicológicos que contribuyen al parecido de los padres es la teoría del apego. El psiquiatra e investigador John Bowlby desarrolló la teoría de que los niños desarrollan patrones básicos de confianza, seguridad y capacidad de respuesta a través de relaciones tempranas. Estos patrones de apego tempranos se forman a través de las relaciones con los padres o cuidadores, y a menudo se trasladan a nuestras relaciones adultas.
Interesante investigación publicada en la revista Ciencia Psicológica, pero apunta al fenómeno ti de aprendizaje social. Desarrollada por Albert Bandura, esta teoría enfatiza la importancia de la imitación. Los padres son los "modelos" más cercanos en nuestra infancia, por lo que no es de extrañar que los niños a menudo imiten aspectos tanto positivos como negativos de su comportamiento.
¿Podemos romper patrones familiares?
Aunque muchos de nosotros nos parecemos a nuestros padres en ciertos aspectos (o nos volvemos como nuestros padres con el paso de los años), siempre tenemos la capacidad de tomar conciencia de estos patrones y transformarlos si es necesario. Hoy en día existen muchas formas de trabajar en uno mismo, desde la psicoterapia hasta técnicas de gestión del estrés y la exploración de motivaciones internas. La autorreflexión es un paso importante para romper con patrones familiares que no nos convienen.
Psicoterapeuta Dra. Sharon Martin dice que es importante tomar conciencia de cómo reaccionamos en situaciones estresantes o en las relaciones. A menudo es aquí cuando aparecen nuestros patrones familiares interiorizados. Al llevar un diario, la autorreflexión o el tratamiento a través de terapia, podemos tomar conciencia de estos patrones, reconocerlos y, si es necesario, cambiarlos conscientemente.
Aceptando la herencia pero creando tu propio camino
Al final, es posible que nos encontremos con ciertos gestos que inconscientemente hemos adoptado de nuestros padres. Quizás incluso compartamos un sentido del humor o una forma de expresarnos similar. Pero al mismo tiempo tenemos la oportunidad de decidir qué partes de la "herencia familiar" conservaremos y cuáles cambiaremos.
Llegar a ser “como nuestros padres” puede ser un enriquecimiento o una limitación, dependiendo de cuánto estemos dispuestos a trabajar en nosotros mismos y tomar conciencia de quiénes somos realmente. Al final, se trata del equilibrio entre lo que "heredamos" y lo que creamos nosotros mismos. En cualquier caso, la decisión está en nuestras manos: ¿seguiremos a nuestros padres o crearemos nuestro propio camino?