Lo creas o no, ¡hay cosas mucho peores que el engaño o el adulterio!
5:30 de la mañana. La sensación de nerviosismo crece. Abres los ojos, pero un ratoncito en tu cabeza ya te roe los nervios... Reuniones, conferencias, plazos... ¿Por qué tienes tanto trabajo y tan poco tiempo?
Levantas tu teléfono y revisas tus correos electrónicos, llamadas, mensajes. vas al baño Te preparas rápidamente, recoges las llaves y sales. Te subes al coche, llamas a las personas que necesitas, empiezas tu jornada laboral.
Pero olvidaste algo.
Una mujer se quedó en la cama. No la miraste. No la acariciaste, no la besaste, no la despertaste... Estabas ocupado.
Cuando haya pasado la primera ola de un día ajetreado, tomará un café, levantará su teléfono y navegará por las redes sociales. Te desplazarás por las noticias y eventos en la vida de tus "amigos". Ya no la recordarás, la mujer con la que compartes tu vida.
Las actitudes modernas carecen de sentido común. La gente vive junta, pero eso no significa nada. Nos vemos por la mañana y nos vemos por la tarde. Intercambiamos algunas frases rápidas y miradas a través de nuestro teléfono inteligente. Si "hacemos el amor", nos mandamos unos besos virtuales durante el día y así lo hemos hecho con ternura por hoy.
Estamos acostumbrados a pensar que mentir sobre una relación es en realidad obligatorio y normal. Pero la verdad es que los humanos han dejado de amarse y cuidarse unos a otros.
Por supuesto, hacer trampa o adulterio es algo muy, muy terrible. Pero, ¿alguna vez has pensado que en realidad engañas a tu pareja todos los días? Todos los días nos falta comunicación, atención, pasión, intimidad e incluso lo más importante: amor. La falta de atención puede hacer mucho más daño que el engaño sexual.
Imagínese: finalmente encontró a una persona a quien amar, pero ahora tiene que luchar por sus migajas de atención.
Te sientas a verla actualizar su perfil en la red social, lees los comentarios, sonríes ante los piropos que recibe por su último selfie... Y lees Twitter, miras Instagram, otras mujeres, sus seductoras caras y figuras, y casi más de tu esposa que no puedes ver... ¿Todavía la reconocerías en una multitud de otras personas?
¡Dale al amor otra oportunidad! Hoy, el mayor gesto de amor es colgar el teléfono y mirar a la cara a nuestra mujer, a nuestro marido. Le preguntamos: "¿Cómo estás?"
Tu ser querido es todo lo que tienes en la vida. ¡Ahora es el momento de enseñárselo! Demuéstrale cuánto la amas. Mañana puede ser demasiado tarde.