¿Qué hacer cuando el pasado aparece en la puerta, trayendo viejas heridas y promesas incumplidas? Irse.
Si vuelve, vete.
¿Cómo afrontamos el pasado que de repente llama a la puerta cuando apenas hemos empezado a aceptar su ausencia?
¿Es posible volver a confiar en alguien que ya nos ha dejado y si realmente vale la pena correr el riesgo, que nos volverán a hacer daño?
A veces pasa que perdemos al amor de nuestra vida, y ese nos pierde a nosotros. muy impactante. Cuando esto sucede, sentimos como si nuestro mundo se hubiera desmoronado en mil pedazos.
Nos impregnamos de una sensación de pérdida, desesperados y sin la esperanza que alguna vez cultivamos para el futuro. Nuestra autoestima y confianza se ponen a prueba cuando cuestionamos nuestro propio valor y los motivos de la partida de un ser querido.
Cuando intentamos recoger los pedazos rotos de nuestras vidas, nos enfrentamos a una dolorosa realidad, que debemos reconstruir nuestra existencia, paso a paso. Aunque es extremadamente difícil, con voluntad firme y tiempo poco a poco aprendemos a estar completos nuevamente.
Pero precisamente en el momento en que encontramos en nosotros mismos la fuerza para seguir adelante, cuando el recuerdo de un amor anterior comienza a desvanecerse, ¡puede suceder lo inesperado!
Esta persona quiere volver
Generalmente esto sucede justo cuando estamos aprendí a vivir sin él, cuando empezamos a escribir un nuevo capítulo de nuestras vidas.
¡Su regreso nos presenta una decisión y una pregunta difíciles!
¿Le damos una segunda oportunidad?
Afloran recuerdos de dolor, negación y errores injustificados. Es difícil perderse los tiempos en que eran almohadas empapadas de lágrimas y mañanas que empezaban con una sensación de vacío.
En este punto es crucial preguntar sobre razones reales de su partida y regreso. Si no podemos encontrar una respuesta satisfactoria, o si el dolor del pasado parece abrumador, es posible que ya tengamos la respuesta: No podemos permitir que la historia se repita.
Pensar en volver a iniciar una relación que ya le ha causado dolor es como bailar con fuego.
Darse cuenta de que esto es locura (repetir la misma acción y esperar resultados diferentes) es doloroso pero liberador.
Cuando esa persona regrese, puede que sea lo más sabio que pueda hacer. sonreír, deséale lo mejor y continúa su camino. Un amor que verdaderamente merece nuestro corazón no debe ser fuente de dudas y dolores constantes.
Por tanto, si esta persona regresa, afrontemos este momento con fuerza y determinación. Recordemos los dolores que hemos soportado y la sabiduría que hemos adquirido.
Esta es una oportunidad para elegirnos a nosotros mismos, nuestra felicidad y nuestro futuro.
Persistir en el ciclo de incertidumbre y dolor ya no es una opción. "Si vuelve, vete" se convierte en un mantra no sólo de supervivencia, sino también en un signo el respeto hacia uno mismo y el compromiso con el propio bienestar.