Ella nos cuida las 24 horas del día, los 7 días de la semana cuando estamos enfermos, se queda junto a nuestra cama toda la noche, nos consuela cuando estamos desconsolados, cuando nos sentimos deprimidos... ¡Las mamás lo hacen todo! Este tipo de amor y vínculo entre madre e hija es fuerte, al igual que las mujeres fuertes en esta relación. Las madres pueden enseñar a sus hijas innumerables lecciones invaluables.
Mamá está sola, y es justo que apreciemos inmensamente todo lo que ha hecho por nosotros. ¡Y estos son los puntos donde nuestras supermamás nos convirtieron en supermujeres!
Aprendamos la independencia
Cuando miramos a una madre, vemos a una mujer fuerte que puede hacer cualquier cosa por sí misma. Parece ser capaz de hacer malabares con la educación, el hogar y la carrera. El sabe conservar un equilibrio saludable entre los tres componentes sin dañar la salud física o mental. Con todo el poder y sabiduría que posee. Desearíamos poder ser como ella y esforzarnos por lograr ese nivel de independencia nosotros mismos.
Pero la independencia no está sólo en lo que hacemos. También se trata de lo que tenemos en la cabeza. Tal madre no nos impone sus opiniones y creencias. Nos permite pensar y tomar nuestras propias decisiones. Así es aprendemos a confiar en nuestro propio juicio y no seguimos a la multitud.
Aprendamos a no rendirnos
No importa cuán fuerte sea alguien, las situaciones crueles y brutales seguirán llegando a sus vidas. Nos damos cuenta cuando mamá está pasando por un momento difícil, aunque trata de ocultarlo para que no nos preocupemos. Pero luego también la vemos lidiando con problemas y siguiendo adelante con su vida. Nosotros también aprendemos a ser fuertes y persistentes cuando surgen problemas en nuestras vidas.
Aprendamos a apreciarnos y amarnos unos a otros
¡Las personas fuertes saben bien lo que valen y no dejan que nadie intente convencerlas de que valen menos! Si alguien nos critica sin razón, mi madre nos enseñó con su ejemplo que no vale la pena estar triste y rendirse. Aprendemos a creer en nosotros mismos, aprendemos a amarnos a nosotros mismos, aprendemos a decir "no" a todos los que quieren socavar nuestra autoestima.
Aprendamos que no siempre tenemos que ser fuertes
Las mamás fuertes son estrictas, pero también nos mostrarán su lado más tierno. Cuando necesitemos un consejo o un hombro sobre el que llorar, nuestra madre siempre estará ahí para ayudarnos en cada paso del camino. Cuando veamos a nuestra madre llorando sola, ella nos demostrará que sí. está bien enojarse y dejar todo a un lado cuando estamos abrumados por la emoción.
Aprendemos que la vida no es fácil
La madre no puede protegernos de la dura realidad de la vida. Ser mujer no es fácil. Las opiniones y decisiones de una mujer a menudo valen menos y, a veces, ¡tiene que trabajar muy, muy duro para demostrar su valía! Nuestra madre lo sabe bien y ella nos enseñó cómo defendernos y cómo luchar.
Nos enseña lo que significa amar a alguien.
Las buenas madres aman a sus hijos incondicionalmente. Y a veces sacrifican mucho por eso. Ella está junto a nuestra cama toda la noche cuando estamos enfermos, nos cuida cuando tenemos el corazón roto o algún otro problema... Podemos ver cuánto se preocupa por nosotros. y esos somos nosotros enséñanos cómo nosotros también debemos cuidar a los demás.
Nos enseña que somos responsables de nuestra propia felicidad.
En lugar de esperar pasivamente que suceda algo bueno, mamá nos enseña a explorar activamente la vida o crear algo positivo. Ella aprendió para encontrar la felicidad, incluso en las cosas más pequeñas de la vida, y nos enseñó a ver y disfrutar esas cosas también.
Foto de cubierta:
YO G Gisele Bundchen (@gisele)