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Palabras que derriten el corazón: ¡las mujeres nunca preguntan esto!

Con preguntas como esta, causaremos a una mujer un dolor que ni siquiera nosotros podemos imaginar. ¡Por eso las mujeres nunca hacen esta pregunta!

A veces decimos algo que conmueve el alma de otra persona. corta como una espadaSin darnos cuenta, sin mala intención, herimos a la gente. Cada palabra que decimos tiene cierto peso. ¡Seamos conscientes de ello!

Hay una mujer por ahí, de unos 30 años, que tiene varios hijos.

La gente le dirá: “¿Tantos hijos? ¡Dios mío, espero que ya hayan terminado!” Y se reirá porque esos comentarios le parecen graciosos, pero su risa no será sincera. Cambiará de tema. Y cuando se quede sola, llorará.

Llorará porque está embarazada de nuevo y tiene que ocultar lo feliz que está. Llorará donde siempre quiso una familia más grande pero no sabe por qué le molesta tanto a la gente. Llorará porque ella misma no tiene hermanos y sabe lo importante que es eso. Llorará donde su abuela tenía doce y ella misma quisiera ser como ella. Ella llorará porque no puede imaginar la vida sin niños, y la gente lo ve como una especie de maldad. Ella llorará porque no quiere que la compadezcan. Llorará porque la sociedad la ha llamado irresponsable. Ella llorará cuando esté cansada de los comentarios divertidos. Llorará porque lo único que quiere es vivir en paz.

“¿Tantos hijos? ¡Dios mío, espero que ya hayan terminado!”
“¿Tantos hijos? ¡Dios mío, espero que ya hayan terminado!”

Hay una mujer por ahí, en algún lugar, de 30 años y sin hijos.

La gente le pregunta: “¿Todavía no tienes hijos?” Ella responderá con una sonrisa forzada y un asentimiento con la cabeza. “No, todavía no.” me iré. “No esperes demasiado, el tiempo se acaba…” Podrías decir algo para romper el incómodo silencio. Ella solo reirá con amargura. Al despediros, dejará escapar las lágrimas que ha estado ocultando hasta ahora.

Llorará porque estuvo embarazada dos veces y sufrió dos abortos espontáneos. Llorará porque lleva tres años intentando quedarse embarazada desde su noche de bodas. Llorará porque su marido tiene un hijo con su exmujer, pero no la quiere. Llorará porque ha intentado la inseminación artificial varias veces, pero no lo ha conseguido. Llorará porque su marido la culpa de esto y también porque cada vez le resulta más difícil vivir con él. Llorará porque todas sus hermanas tienen hijos, pero ella no. Llorará porque su hermana no quería tener hijos, pero se quedó embarazada igualmente. Llorará porque su mejor amiga está embarazada. Llorará porque su madre no deja de preguntarle: ¿Hay alguna novedad? ¿A qué esperas? Llorará porque eligió un nombre precioso para un hijo que no puede tener. Llorará porque podría ser una gran madre, pero no puede.

En algún lugar hay una mujer de 40 años con un hijo.

La gente le dirá: "¿Solo uno? ¿Nunca quisiste más?" “Soy feliz con un solo hijo”, Ella responderá con calma y repetirá esto ante cada pregunta igualmente estúpida que le hagan.

Cuando no estés mirando, ella llorará porque este embarazo fue un verdadero milagro. Llorará porque su hijo no deja de preguntarle si va a tener un hermanito o una hermanita. Llorará porque siempre soñó con tener tres hijos. Llorará donde tuvo que interrumpir otro embarazo para salvar su propia vida. Llorará porque el médico le dijo que no podrá volver a quedar embarazada.

Estas son las historias que las mujeres que nos rodean llevan dentro de sí mismas. Son nuestras vecinas, amigas, hermanas, compañeras... Y no nos corresponde a nosotros darles consejos y darles consejos. Su útero es solo suyo y nunca debe ser el tema de nuestro pensamiento y conversación. Respetemos eso!

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