Miles de virus, bacterias y otros microorganismos nos esperan afuera. Algunos son buenos para nosotros, otros son malos para nosotros. Por tanto, nuestro sistema inmunitario ha aprendido a cooperar con los que son "benignos" ya defenderse de los que nos hacen daño (el sistema inmunitario de un organismo sano sigue siendo el sistema de seguridad más sofisticado del mundo).
Aunque hemos reducido la mayor parte de los bosques del mundo por las necesidades de carbón vegetal, papel higiénico, materiales de construcción, etc., el bosque restante todavía nos ofrece un impulso increíble para el sistema inmunológico. Casi 1.000 estudios científicos apuntan en esta dirección: la naturaleza no solo es agradable de tener, es necesario tenerla para la salud física y para nuestras funciones cognitivas (fuente: investigación de la Escuela de Estudios Forestales y Ambientales de Yale).
Por ejemplo, los estudios con escolares y ancianos muestran que pasar tiempo en la naturaleza puede reducir significativamente las posibilidades de inflamación. Además, son investigar La Escuela de Medicina de Nippon en Japón demostró que el tiempo pasado en el bosque aumenta el número de "células asesinas" naturales (linfocitos granulares grandes) que estimulan nuestras defensas inmunitarias aumentando la actividad de estas células antivirales. Además, esta investigación demostró que visitar el bosque aumenta la cantidad de proteínas anticancerígenas intracelulares, y se dice que este efecto dura una semana entera después de deambular por el bosque. Ninguno de estos efectos se detectó durante los paseos por la ciudad.
Otro estudio, por ejemplo, muestra que los aromas naturales secretados por los árboles de hoja perenne, conocidos como fitoncidios, están relacionados con una mejor actividad del sistema inmunológico. Otro estudio más, publicado en 2016 sobre Perspectivas de salud ambiental, encontró, por ejemplo, que en las personas que vivían muy cerca de la naturaleza, 12 por ciento menos de mortalidad. Y esto después de que incluyeran los antecedentes sociodemográficos de los participantes y el hábito tabáquico.
Así que nuestro sistema inmunológico necesita un bosque. Un bosque salvaje saludable, no un parque urbano estéril. En un momento en el que la vida pública está paralizada por el brote de Covid-19, en el que se cancelan muchas actividades, es un buen momento para pensar qué podemos hacer por un mejor sistema inmunológico. Y para empezar, vamos al bosque. (Fuente: inteligencianatural.info)