Los desacuerdos en una relación no son nada dramáticos si, por supuesto, no los intensificamos, sino que mantenemos la sangre tranquila y el respeto incluso ante el conflicto.
Los desacuerdos en una relación van y vienen. La forma en que reaccionamos ante su presencia depende de nosotros. ¿Alguna vez has discutido con tu pareja y has descubierto que tus palabras están completamente vacías y su significado no es muy comprensible? Los trastornos del habla como vacilaciones, repeticiones, interjecciones, etc., pueden interrumpir fácilmente nuestro ritmo natural del habla. Esto puede dificultar nuestra expresión emocional y una comunicación saludable, lo que también viene bien en caso de conflictos.
Una de las razones por las que esto sucede es que a ello contribuyen las emociones intensas. La impulsividad desencadenada por las emociones nos impide expresar nuestros pensamientos con claridad, sino que seguimos retrocediendo, corrigiéndonos, etc. Además, las investigaciones demuestran que cuando se percibe una amenaza emocional -en este caso, una discusión que podría provocar un sentimiento de abandono o rechazos: se desencadenan nuestras “respuestas de supervivencia”.
Estos crean un estado de alta excitación emocional y fisiológica (aumento del ritmo cardíaco, del ritmo respiratorio, etc.). En este estado físico, nuestro impulso es claro: luchar o escapar. Estas respuestas pueden obstaculizar nuestra capacidad de pensar con claridad y comunicarnos porque lo único que queremos es protegernos de las consecuencias del conflicto.
Un estudio de 2014 encontró que el estrés aumenta los niveles de cortisol en el cuerpo. La exposición prolongada a niveles elevados de cortisol se asocia con el deterioro de las sinapsis en la corteza prefrontal, un área del cerebro estrechamente relacionada con la memoria a corto plazo.
Entonces, ¿cómo se mantiene un diálogo constructivo cuando hay desacuerdo en una relación?
Tomar un descanso
Cuando las emociones están a flor de piel, incluso un breve descanso puede ayudar a calmarlas un poco. Como resultado, regresa a la conversación con pensamientos más claros. Tómate un momento para conectarte a ti mismo. Una respiración profunda será suficiente para calmar el sistema nervioso y reducir la intensidad emocional. El movimiento es otra forma de regular las emociones, por lo que caminar, bailar o cualquier otro ejercicio puede ayudar.
Practicar habilidades de comunicación efectiva.
Sea un oyente activo prestando atención a las palabras y al lenguaje corporal de su pareja. Las investigaciones muestran que la ira reduce la capacidad de observar y comprender. Trate de comprender la perspectiva de su pareja y valide sus sentimientos, incluso si no está de acuerdo. Esto puede conducir a una mayor empatía y una resolución de conflictos más rápida.
Centrarse en encontrar puntos en común
En lugar de culparse y acusarse unos a otros, piensen en cómo solucionar la situación. La clave para esto a menudo reside en encontrar puntos en común. Todos en la relación también están obligados a hacer una autorreflexión, con la que pueden aprender su propio papel en el conflicto y ver el conflicto desde una perspectiva diferente. Comienza frases desde tu propia perspectiva como "Me siento herido..." o "Estoy molesto porque..." en lugar de señalar con el dedo a tus compañeros diciendo "tú". Esto cambiará el enfoque de culpar a expresar sus sentimientos.